La dirigencia argentina está demasiada ocupada en la campaña electoral y casi ajena a los golpes terroristas que sacuden al mundo. Para decirlo más crudamente: la indiferencia de la política local resulta ser muy cínica si todo se observa bajo el prisma de dolor de las víctimas de los ataques perpetrados por el Estado Islámico (EI) en Francia, en el Líbano y las amenazas en el resto de Europa.
Apenas un puñado de tuits de condolencias de Cristina Kirchner, un escueto comunicado de apoyo del canciller Timerman a Francia, el incremento de la seguridad en algunos puntos de Buenos Aires y un breve minuto de silencio en el debate de dos candidatos presidenciales resultan ser muy poco. Casi nada para el horror que se vio en París y muy poco también para una Argentina que ya sufrió dos atentados terroristas.
La obsesión de la Presidenta por la campaña es inversamente proporcional al escaso espacio que le dedica a la política exterior: el día de los ataques en París la Presidenta envió apenas seis tuits de condolencias a Francia. Ayer, escribió 37 mensajes por Twitter con recuerdos de Néstor Kirchner y alientos al voto de Scioli.
"En la política exterior argentina ha primado una visión simplista de la seguridad internacional lo cual ha llevado a una imprudencia declarativa y contradictoria que queda en evidencia después de los atentados de París. El Estado Islámico no es un montaje ni una conspiración occidental sino una amenaza de escala real con posibilidades concretas de generar efectos negativos en el corto como en el largo plazo, directos como indirectos y la Argentina se va a ver alcanzada por ambos", dijo a LA NACION el director de Relaciones Internacionales de la UADE, Juan Battaleme.
"¿Serán suficientes estos gestos para un gobierno cuya presidenta ya recibió dos amenazas de muerte del Estado Islámico en los últimos 15 meses?"
Tras los atentados de París, la secretaría de Seguridad que maneja Sergio Berni subió el nivel de alerta antiterrorista de las fuerzas federales y extendió nivel de alerta de la actividad antiterrorista a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y a la Dirección General de Migraciones. Berni y el vicecanciller Eduardo Zuain se presentaron ante el embajador francés en Buenos Aires Jean-Michel Casa para ponerse a su disposición y emitir las condolencias del Gobierno por los ataques.
¿Serán suficientes estos gestos para un gobierno cuya presidenta ya recibió dos amenazas de muerte del Estado Islámico en los últimos 15 meses?
La propia Cristina Kirchner denunció el año pasado que había recibido amenazas del EI a las que vinculó con su "amistad con el Papa" y su posición en favor de la existencia de Israel y Palestina. No sólo eso: el 26 de abril pasado, mientras la atención del país estaba puesta en las PASO porteñas, el mail de la Policía Bonaerense recibió otra amenaza contra la Presidenta firmada por el Estado Islámico. Al menos eso es lo que informó la Casa Rosada.
"Después de los ataques en París se esperaba del Gobierno una convocatoria al Consejo de Seguridad Interior y el Consejo de Defensa Nacional para evaluar la situación local e internacional, anunciando mediadas de apoyo en el marco de nuestro interés nacional del lado de occidente", sostuvo Juan Pablo Laporte, investigador en política internacional de la Universidad de Buenos Aires.
El mensaje de mayor compromiso en el combate contra el terrorismo debe apuntar también a los candidatos presidenciales Daniel Scioli y Mauricio Macri, quienes apenas le dedicaron un minuto de silencio a los ataques en Francia y un breve espacio a la política internacional en el debate del domingo. El líder de Cambiemos avanzó un paso: anunció que derogará el memorándum con Irán si llega a la Presidencia. Scioli sólo expresó silencio ante esa propuesta. No se trata de un tema menor si se tiene en cuenta que el Estado Islámico tiene fuertes vínculos con Hezbollah y Hamas.
Tanto Scioli como Macri deberían estar más preocupados por lo que ocurre en Europa si van a gobernar el país y toman en cuenta lo que sucedió en la Argentina antes de los atentados en Francia: hace dos semanas la embajada argentina en París recibió un llamado telefónico en el que se alertaba que un grupo terrorista radicado en Mali planeaba realizar dos ataques contra los shoppings Abasto y Unicenter, en la Capital Federal y en Martínez. Casualmente entre los terroristas que atacaron París hay referentes del Estado Islámico provenientes de Mali.
Hay dos ingredientes más para que Macri o Scioli tomen nota a futuro:
1- Cristina Kirchner acaba de sellar amplios acuerdos de infraestructura y energía nuclear con la Rusia de Vladimir Putin que acaba de atacar Siria en represalia al atentado del EI contra un avión ruso que llevaba 224 pasajeros cuando cruzaba Egipto.
2- El diario británico The Guardian informó que yihadistas extranjeros se unieron al integrismo islámico que incluye a jóvenes provenientes de Europa, Asia y también hay latinoamericanos. De hecho, un argentino fue detenido en España por reclutar combatientes.
El ex embajador argentino en la ONU Emilio Cárdenas dijo a LA NACION que "el Gobierno, además de solidarizarse con el pueblo francés debería renovar sus esfuerzos por acceder a la información de inteligencia que esté en manos de su gobierno y coordinar sus esfuerzos preventivos. Este es, por su peligrosidad, un tema donde nunca hay el menor espacio para la distracción".
La campaña electoral ya distrajo demasiado a los candidatos y a la Presidenta. Es hora de que la Argentina atienda con mayor seriedad y rigor lo que ocurre en estos días en el nuevo contexto mundial.
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