Una historia de años que complica la salida

Los subsidios a la energía no son un invento argentino. Desde hace años y en todo el mundo existe este tipo de instrumentos.

"Los subsidios a la energía ocurren en la práctica en muchas economías y responden a diversas circunstancias. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico(2012) los ha estimado en 0,7% del PBI mundial, mientras que en la Argentina fue, según cifras oficiales, más de cuatro veces superior en 2014", dice un informe elaborado por el economista de FIEL, Fernando Navajas.

El trabajo da cuenta de que en el caso de América latina los niveles de subsidios a la energía son, en promedio, más elevados que el promedio mundial o que en algunos países comparables. Dentro de ese universo, la Argentina forma parte de un grupo de países junto con Bolivia, Ecuador y Venezuela, que muestran cifras muy elevadas de subsidios, mientras que en el otro extremo países como Chile, Costa Rica y Uruguay muestran bajos o nulos niveles de subsidios, relata el trabajo.

Según Navajas, en la mayor parte de los últimos 70 años, es decir desde la posguerra, los precios de la energía en la Argentina han estado regulados o directamente fijados por los gobiernos de turno. La excepción fue, claro está, los años 90, en los que el sector privado fue el principal actor. Sin embargo, tampoco estuvieron del todo libres, sino que hubo desregulación para algunos casos de grandes usuarios.

Un dato a tener en cuenta es quién se beneficia de la gran masa de subsidios. Según un trabajo de FIEL, la distribución del monto de los subsidios económicos da cuenta de que está mayormente dirigido a hogares de ingresos medios y altos. "El 30% de hogares más pobres participa con el 20,6% de los subsidios (siendo de sólo el 16,5% para el gas natural), lo que indica errores de inclusión muy elevados y del orden del 70 por ciento, dice el documento.

"La magnitud de los subsidios y de las distorsiones de precios son muy grandes. Además, no es claro que la sociedad y el proceso político puedan asimilar cambios drásticos como los que implica llevar rápidamente los precios de la energía a sus verdaderos costos", dice Navajas..

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