Un furor que explica el intento de apropiación

Fervor por el Papa: el 90% tiene una imagen positiva de Francisco

La "Franciscomanía" llegó al Registro Civil

Aun cuando es difícil pronosticar el grado de influencia que podría tener en el escenario electoral la designación del papa Francisco, hay un dato irrefutable: ningún sector político ha sido ajeno al fenómeno de adhesión popular a su figura. La encuesta de Poliarquía ofrece un indicio que explica la preocupación de figuras de la política nacional, con la presidenta Cristina Kirchner incluida, por subirse al carro triunfal de Francisco. La imagen positiva del Papa asciende a nada menos que el 89%. Se trata de un registro que, al menos desde que se realizan sondeos con un elevado nivel de rigor científico, no se ha visto en ningún dirigente argentino.

A pocas horas de conocerse la fumata blanca que consagró a Francisco, Cristina Kirchner había recibido la noticia del papa argentino con una notable frialdad y hasta con cierto rencor hacia alguien con quien nunca ella ni su esposo se habían llevado bien. Sin embargo, una vez que llegó a Roma para asistir a la asunción papal, la Presidenta dio un rotundo giro, al menos en sus gestos y declaraciones, al persuadirse sobre la inconveniencia de no subirse a la ola de fervor popular que había despertado Francisco. El filósofo cercano al kirchnerismo José Pablo Feinmann explicó muy gráficamente esa necesidad: la cuestión es "apropiarse" del Papa antes de que lo gane la derecha, sugirió. Mientras tanto, sigilosamente, desde el gobierno nacional se tejieron con éxito operaciones para persuadir a Francisco de que no se le ocurriera visitar la Argentina hasta después de las elecciones de octubre. La posibilidad de que llegara en julio, aprovechando su visita a Brasil, inquietaba al kirchnerismo.

Más allá de los cambios que, en su relación con el líder de la Santa Sede, insinuó la mandataria, nada hace presumir que esos gestos presidenciales deriven en una modificación del estilo de gestión. Para el kirchnerismo, la política no es otra cosa que una pugna entre discursos hegemónicos y, siguiendo las enseñanzas de Ernesto Laclau, el avance hacia un proyecto revolucionario supone necesariamente dividir a la sociedad. No obstante, la Casa Rosada procurará evitar cualquier enfrentamiento con la Iglesia en los próximos meses.

Pero no fue Cristina Kirchner la única que acusó recibo del impacto de Francisco. Tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri dieron a conocer como verdaderos tesoros sendas cartas que les envió el Papa, en las cuales hay un mensaje común que apunta a construir una sociedad en unión y fraternidad.

Claro que la misiva que más llamó la atención fue la enviada por el Sumo Pontífice al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. Había sido recibida varios días antes, pero el magistrado sólo la hizo pública horas después de que la jefa del Estado anunció los polémicos proyectos de reforma judicial. "A Dios le hablaré de usted y del importante quehacer que desempeña", le escribió el Papa a Lorenzetti, quien probablemente necesitará de la ayuda divina para enfrentar la durísima arremetida del oficialismo..