Susana Malcorra nació en Rosario, en 1954. Es ingeniera eléctrica y fue designada por Ban Ki-moon jefa de Gabinete de las Naciones Unidas, en el 2012, en donde fue directora de Operaciones y directora ejecutiva adjunta del Programa Mundial de Alimentos.
Ella sostiene que no es posible pensar en el regreso de un neoliberalismo de apertura salvaje al mercado, pero tampoco en un Estado que sea el proveedor del trabajo. Argentina aún no tiene una posición sobre el Banco del Sur.
¿Cómo analiza usted la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia en el contexto regional?
Creo que uno tiene que analizar la llegada de una nueva administración en el contexto nacional. Macri recibió el apoyo en las urnas comprometiendo una serie de cosas. Siempre dijo que iba a eliminar las barreras y las trabas a los intercambios, y que iba a unificar el mercado cambiario. Es algo que hizo. Me parece que lo que el Presidente ejecutó en las primeras semanas fue consecuente con lo que prometió en su campaña. Desde la política económica fue un cambio en cuanto al contexto regional. La administración cree firmemente en la inserción de la Argentina en el mundo para asegurar los tres objetivos planteados: la eliminación de la pobreza; la lucha contra el narcotráfico, y reforzamiento de las instituciones y la democracia.
Las alternativas al populismo defienden la independencia de poderes, la restauración democrática. Sin embargo, Macri, vía decreto, colocó dos jueces de la Corte Suprema...
La decisión del Presidente de nombrar estos dos jueces está totalmente en línea con la Ley: cuando el Congreso está en receso, el Ejecutivo puede hacerlo y luego el Congreso lo ratifica. Fueron evidentes las reacciones. Hay quienes han dicho que una cosa es que sea legal y otra que políticamente sea la mejor opción. Por otro lado, se decidió que los jueces no asuman todavía hasta que el Congreso se instale. El Presidente siente que el tiempo es muy corto por el contexto de desaceleración mundial, y Argentina, en una situación compleja. Se requieren decisiones fuertes e inmediatas. En el mundo cada vez hay menos tolerancia para esperar los resultados de las decisiones. Es un equilibrio muy difícil para lograr resultados y manejar los sistemas que la democracia tiene.
¿Se puede pensar que con Macri es el retorno al neoliberalismo?
Definitivamente no en el concepto de neoliberalismo que vimos en la década de los 90. Hemos aprendido de todos los procesos vividos. Se ha probado que la apertura salvaje al mercado bajo la concepción de que se va a derramar riqueza no funciona. Pero tampoco una economía cerrada y de puertas adentro. Ahora hay una oportunidad en que el ciudadano esté en el centro, un Estado inteligente, que se ocupa y preocupa de los ciudadanos para que tengan oportunidades reales y genuinas de trabajo. El Estado no puede estar ausente, pero como el único proveedor de trabajo tampoco es sustentable.
El Gabinete de Macri proviene del mundo empresarial, en el que se encuentran muchos CEO...
No es cierto. El Presidente tiene una clara predilección por la gestión del Gobierno, pero no es lo mismo que una empresa. Nada de lo que aprendí en mis años del sector privado me preparó para las Naciones Unidas. En la política pública no siempre dos más dos son cuatro y no está mal que así sea. Se intenta lograr un equilibrio entre un grupo de gente de perfil político, que es capaz de entender y manejar el Gobierno, y otra de gente que tenga una determinación por el resultado, el seguimiento, las fechas, por lograr que las cosas se muevan más efectivas y eficientes. Hay que darle una oportunidad a este equipo a ver si es capaz de lograr los resultados que la gente espera.
En la Celac se esperaba la manifestación del antagonismo de los dos modelos regionales, y si esta sustituye o no a la OEA...
Nosotros no creemos que ese sea el caso. Son distintos instrumentos y con objetivos diferentes. Creemos muchísimo en que cada una de las plataformas regionales existentes tiene sus valor agregado y sus objetivos. Pero la OEA tiene un rol y no hay una contradicción entre estar en Celac o en la OEA.
Macri llegó a la Casa Rosada postulando la salida de Venezuela del Mercosur por los derechos humanos y los presos políticos. ¿Qué va a pasar a futuro?
Cuando era candidato, Macri decía que había que usar la cláusula democrática si las elecciones no reflejaban la opinión popular que se vio al final de las elecciones. No era el tema de los DD.HH. sino el electoral. Cuando Maduro reconoció el resultado no hubo ninguna razón para acudir a cláusula democrática. El Presidente ha dicho que va a sostener algunos principios que todos los países de la región han suscrito: las libertades individuales, los derechos humanos. Nosotros entendemos que Venezuela tiene sus propios mecanismos y como tal los respetamos, pero al mismo tiempo insistimos en que todo debe ser hecho en el marco de lo que hemos firmado en las Naciones Unidas.
Se habla de la nueva arquitectura financiera regional. En medio de la crisis internacional, ¿cómo se lo puede plantear?
No he tenido la oportunidad de conversar a profundidad con el equipo económico. Hay otros temas que ocuparon el centro de la conversación. Sin embargo, a mí me cuesta pensar de qué manera podemos implementar esta arquitectura financiera. No la rechazo de antemano, pero tenemos que mirar con mucho cuidado y debemos reconocer que no podemos dar un paso más grande de lo que nos permite el momento y la realidad.
¿Y el Banco del Sur?
Está sobre la mesa, pero nosotros tenemos que revisarlo todavía.
¿Hubo algún acuerdo con Ecuador?
Buscamos imprimir mayor rapidez como el intercambio en ciencia y tecnología, buscar nichos en los cuales podamos diferenciarnos y hacer un trabajo conjunto.