Reflexiones sobre una reelección – José Gregorio Hernández Galindo

Reflexiones sobre una reelección – José Gregorio Hernández Galindo

Octubre 14, 2012 a las 4:17 am

Certidumbres e inquietudes

El nuevo triunfo del Presidente Chávez en Venezuela, reelegido para otros seis años de mandato con algo más de diez votos porcentuales de diferencia con Henrique Capriles, evitó un vuelco político con repercusiones en toda América Latina.

De haber ganado Capriles (que concentraba todas las fuerzas de oposición), ese gran movimiento de varios países (Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina) hacia la consolidación de estructuras gubernamentales de izquierda democrática habría comenzado a descomponerse desde su propia base, en cuanto el liderazgo chavista es innegable. Capriles no habría continuado, y por el contrario, habría desbaratado con su ideología de derecha, los fundamentos del Socialismo del Siglo XXI que Chávez ha venido construyendo en estos últimos catorce años.

Igualmente, muchas de las conquistas del pueblo venezolano, en especial de la población más pobre, se habrían venido al suelo, dada la tendencia neo-liberal del candidato opositor.

Hay que destacar la transparencia del proceso electoral  -reconocida inclusive por la oposición venezolana-  y desde luego el altísimo índice de participación, pero también cabe reflexionar, a propósito del largo período de permanencia de Chávez en el poder, conseguida merced a continuas reelecciones, sobre el carácter antidemocrático de la figura.

Es muy difícil ganarle las elecciones a un Presidente que es simultáneamente candidato. Las reelecciones triunfan prácticamente siempre porque se rompe de entrada la igualdad entre los aspirantes. Así pasa en Venezuela; así pasó en Colombia; así pasó en Argentina; en Ecuador; en Brasil, y seguramente  -salvo que en los próximos debates le vaya tan mal a Obama como en el primero-  así pasará en Estados Unidos.

Toda reelección, en especial si está permitida sin una solución de continuidad entre el ejercicio del poder y la siguiente aspiración, es perniciosa.

¿Cómo pretendían ganar los partidarios de Henrique Capriles en Venezuela, si el Presidente Chávez tiene en sus manos la totalidad del poder?

¿Cómo podrían haberle ganado Horacio Serpa o Carlos Gaviria al Presidente Álvaro Uribe, con el inmenso poder del cual disponía en 2006?

¿Cómo podrán el Dr. Orlando Gallo o el candidato a quien señale el Presidente Santos ganar la Procuraduría General ante el formidable poder que ejerce el actual titular de ese Despacho?

Todavía nos estamos preguntando, porque los argumentos del fallo no convencieron, cómo hizo la Corte Constitucional colombiana en 2005 para concluir que el Acto Legislativo 2 de 2004 (más conocido como “la reforma de Yidis y Teodolindo”) no afectaba la igualdad entre los candidatos; ni rompía el indispensable equilibrio entre los órganos y ramas del poder público; ni neutralizaba los frenos y contrapesos.

Afortunadamente, la Corte corrigió su posición en estas materias cuando profirió la Sentencia C-141 del 26 de febrero de 2010, que declaró inexequible la ley que convocaba al referendo reeleccionista, pero la reelección, en todo cargo público directivo, debería estar absolutamente prohibida.

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