Marco Schnabl: "El Gobierno podría pagarle a los bonistas en suelo …

“El apoyo de Estados Unidos no aumenta significativamente las chances de que la Corte Suprema escuche el caso Argentino”, explica Marco Schnabl, el abogado argentino radicado en Estados Unidos que contrató la Anses para impedir el embargo que había dictado en 2008 el juez Thomas Griesa, sobre fondos que la entidad heredó de las AFJP en Nueva York.

Encargado ahora de presentar el escrito de la firma Puente en favor de la Argentina ante la Cámara de Apelaciones, Schnabl es socio del estudio norteamericano Skadden, Apps, Slate, Meagher Flom, donde se dedica al arbitraje, temas contenciosos y corporativos a nivel internacional. Consultado por El Cronista acerca del litigio que el país mantiene con los holdouts, Schnabl sostiene que si el fallo de la Cámara de Apelaciones no es favorable al país, el tribunal tendrá en cuenta a terceras partes. En este hipotético escenario, no le sorprendería que el país esté analizando cómo pagarles a los bonistas en suelo argentino. De hacerlo, la Argentina no sufriría consecuencias reales, al no tener activos embargables en el exterior.

– ¿Qué lectura puede hacerse del retiro de apoyo del FMI a la Argentina?
–Desde el punto de vista jurídico, no tiene una implicancia sustantiva. Por supuesto, sería mejor tener su apoyo. Pero a mi criterio, desde la visión norteamericana, la lectura que se tiene aquí del papel del FMI en esta instancia es excesiva. Aquí se maneja un punto de vista civilista y latino que supone si alguna entidad gubernamental dice algo, los tribunales naturalmente van a obedecer. Y la ausencia de uno organismo oficial no es algo que un tribunal norteamericano considere relevante, mucho menos si la presencia del FMI es voluntaria y no pedida por el tribunal.

–Pero algunos sostienen que el apoyo de EE.UU. incrementa las chances de que la Corte Suprema tome la apelación...
–De ninguna manera. El apoyo de Estados Unidos no aumenta significativamente las chances que la corte escuche el caso. Como sucede con el FMI, sería mejor tenerlo, pero su ausencia no es crítica. La probabilidad de que la corte tome el caso es muy pequeña porque hay 7000 presentaciones por año, de las cuales el tribunal toma entre 120 y 150, totalmente a su criterio. Lo que determina el interés de la Corte Suprema en un caso es su implicancia para el derecho federal en los Estados Unidos y la importancia del tema dentro de la esfera de acción de las cortes federales. Y en Estados Unidos no existe una ley federal de contratos, éstos se rigen por la ley de contratos de cada estado. Dudo que el máximo tribunal opte por revisar un fallo que, desde el punto de vista Argentino, pueda estar “equivocado” en cuanto a su aplicación del derecho de Nueva York.

–¿Puede la Corte Suprema interesarse por otro aspecto del litigio?
–Lo único que le puede interesar a la corte es el argumento argentino de que bajo la ley federal que regula la forma en que debe hacerse juicio a un soberano –en inglés, Foreign Sovereign Immunities Act (FSIA)– la característica esencial de los activos que pueden ser embargados y sujetos a las órdenes de los tribunales es que sean del soberano, estén en los Estados Unidos y sean usados con fines comerciales. Entonces, el argumento presentado en su petición de revisión por la Argentina es que le están diciendo al país cómo utilizar sus activos fuera de su territorio y eso está prohibido bajo la ley federal norteamericana, el FSIA. Esta postura es bastante convincente y puede llegar a ser sólida, pero no todos los argumentos sólidos motivan al tribunal a revisar los casos.

–¿Cómo continuará entonces el proceso legal?
–Vamos a tener un fallo de la Cámara de Apelaciones en cuanto a cómo aplicar el pari passu y dudo que la Corte Suprema tome el caso hasta que su resultado no se conozca. Por ejemplo, si el tribunal del segundo circuito le da la razón al país en su totalidad en cuanto a qué remedio van a aplicar, no es impensable que el país retire la apelación y cumpla con esto porque es lo que la Argentina ofreció hacer. ¿Qué sentido tendría tomar el caso hasta que se vea como se desarrolla en tu totalidad? Creo que las opciones son dos: O la Cámara de Apelaciones le da al país lo que está dispuesto a hacer o no. Y después veremos lo que hace la Argentina, si obedece o no.

–¿Quien va a hacer el arreglo, este gobierno o el próximo?
–Esta es una pregunta política, no jurídica. Algunos pueden decir que este gobierno está demasiado involucrado en políticas o posturas que le impedirían negociar con los holdouts y que el próximo gobierno, si no es este, estará en una posición política más libre para generar un acuerdo. Pero mientras que no haya activos argentinos en el extranjero para embargar... esto no afecta a las realidades jurídicas del caso.

–En caso que el fallo fuera negativo... ¿Estará sujeto a terceras partes?
–Es probable que si hay un fallo que no sea el que la Argentina dijo avenirse, va a haber una orden que diga que ninguna entidad en los Estados Unidos puede cooperar con el país en variar los medios de pago. ¿Por qué va a tolerar el tribunal en darle una orden al país y darle los medios para evadirla con la ayuda de entidades norteamericanas sujetas a la jurisdicción de los tribunales norteamericanos? Eso no es probable.

–¿Cómo podría el país mantener el pago a los bonistas que sí entraron en el canje?
–No me sorprendería que la Argentina ya estuviera estudiando la mecánica necesaria para pagarles a los bonistas en suelo argentino o en lugares más allá de las prohibiciones que puedan establecer los tribunales. Precisamente como hacerlo es otro tema. Pero si hay dinero y voluntad política, no me asombraría que la Argentina piense que podría pagar a los reestructurados en San Martin y Corrientes por así decirlo. Sólo podemos especular si esto se está estudiando. Si se decidiera ir por este camino, es posible que el tribunal considere que la Argentina está en desacato. Eso indudablemente seria un hecho jurídico y político de gran nota, pero vuelvo a lo mismo: la existencia o no de activos en el extranjero sujetos a embargo y la falta de importancia política que se le ha dado al que el país no esté inserto en el mercado financiero internacional. Mientras esto no cambie, dudo que algo pase.

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