Por Leonardo M. D'Espósito
Hoy se verá en la noche de Telefe el primer episodio de la telenovela Escalera al cielo. Se trata de la primera producción de la televisión de Corea del Sur en estrenarse en la pantalla chica de Argentina, lo que ya es de por sí un acontecimiento muy importante. La tira -en realidad breve, son sólo veinte episodios- narra los desencuentros amorosos de dos amigos de la infancia que deben atravesar toda clase de desgracias (accidentes, noviazgos forzados, pérdidas de memoria, peleas con las familias, otros amores cruzados) en lo que podría ser el mayor y más condensado catálogo de elementos de la telenovela. Realizada en 2003, la tira logró concentrar el 39% del encendido en su país de origen, y ha conseguido un éxito enorme en todos los países en los que se ha difundido, especialmente en América latina y Estados Unidos.
Escalera… es parte de una avanzada importante de Corea del Sur en el entretenimiento global. Así como el K-Pop (el pop coreano, con sus coreografías coloridas y sus grupos de adolescentes) e incluso la animación, que es una de las industrias que más crecieron en ese país gracias a la tercerización que llevan a cabo en sus estudios los productores de Estados Unidos. Ahora bien, las series como Escalera al cielo comenzaron apuntando al mercado de mayor consumo en Corea del Sur: los adolescentes y jóvenes sub 30, que gastan muchísimo dinero en tecnología y son grandes participantes en redes sociales. Casi todas estas historias tienen como común denominador amores que comienzan en la infancia o la adolescencia, lo que facilita la identificación del público al que, originalmente, fueron destinados. Por norma, también, los actores se transforman en núcleos de un fenómeno de fans. Los propios programas además generan negocios adyacentes como sus bandas de sonido (obviamente cercanas al K-Pop) y a publicaciones. Estas producciones -por lo demás de gran presupuesto- fueron posibles gracias al desarrollo de una industria cinematográfica y televisiva que, a partir de un fuerte proteccionismo desde fines de los ‘80, permitió desarrollar tecnologías y un star-system propios. El melodrama es, por otro lado, uno de los elementos centrales de la producción audiovisual coreana, tanto en la televisión como en la pantalla grande.
Con el tiempo, estas novelas comenzaron a conquistar otros países asiáticos como Japón -en primer lugar- y luego China e incluso Rusia. El fenómeno sigue creciendo y permite, en una sociedad altamente represiva respecto de la representación, por ejemplo, del sexo o de la homosexualidad, hablar de esos temas a través del drama de los personajes.
En el caso de los protagonistas de Escalera al cielo, Kwon Sang Woo y Choi Ji Woo, se han convertido en ídolos populares de gran peso en su país y fuera de él, lo que muestra además la fuerza que tiene la sinergia entre la producción audiovisual y la cada vez más abundante exportación de contenidos por parte del pequeño país asiático. Muchas de estas tiras han formado o forman parte de los servicios de SVOD. Y si Telefe gana con su apuesta, seguro abundarán en nuestra televisión de aire.
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