En "Feriado", el cineasta ecuatoriano Diego Araujo apuesta por …

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El filme, protagonizado por Juan Arregui y Diego Andrés Paredesy dirigido por Diego Araujo, cuenta la historia de Juan Pablo, un joven que viaja a la aislada hacienda familiar de los Andes, donde está refugiado su tío junto a su familia, un banquero involucrado en un escándalo de corrupción.

En ese lugar conoce a Juano, un enigmático metalero de un pueblo cercano, con el que vivirá una amistad que súbitamente se transforma en romance.

En diálogo telefónico con Télam, Araujo habló acerca de la reacción del público frente a temas que son nuevos en el cine de su país, de cómo nació el proyecto con participación de Argentina en la producción, del cine latinoamericano y de su futuro.

-¿Cómo nació la idea de este guión?
-Empezó con un recuerdo que tenía de niño: en una fiesta, vi cómo un grupo de hombres le pegaba a un chico al que atraparon robándose los espejos retrovisores y tazas de las ruedas de los autos de los invitados. Esta imagen me marcó mucho; de alguna manera, siempre he pensado que dice mucho de la dinámica social en el Ecuador.
Muchos años más tarde, escribí un cuento que sucedía en el transcurso de una noche en la que el protagonista, un adolescente llamado Juan Pablo, era testigo de lo mismo.
El cuento se transformó en un guión y, al ir explorando los personajes, llegué a la historia de estos dos chicos, de mundos distintos, que se enamoran.

-¿Cómo viviste en lo personal el "corralito" bancario en tu país en 1999 y por qué lo encontraste oportuno para relacionarse con la historia del protagonista?
-Estuve 14 años entre Nueva York y Noruega así que, en realidad, la crisis bancaria la viví de lejos. En un inicio, cuando empecé a trabajar el guión, la historia transcurría hoy en día.
El personaje del tío banquero metido en un escándalo de corrupción estaba presente, sí; sin embargo, cuando un amigo ecuatoriano lo leyó, asumió que sucedía en 1999, el día del "feriado bancario" en Ecuador. Entonces, inmediatamente nos dimos cuenta de que esa sería la reacción de cualquier ecuatoriano: asumir que la película sucede en esta época, y la decisión fue de explorar esa crisis que hizo emigrar a un veinte por ciento de la población.

-¿Cómo investigaron el tema de aquella crisis?
-Conversamos tanto con gente que perdió parte o todo su dinero en esa época y también con la que tomó las decisiones que llevaron a congelar las cuentas bancarias de los ecuatorianos: la ministra de finanzas en aquella época, Ana Lucia Armijos, y el expresidente Jamil Mahuad.

-El primer plano es para los dos muchachos… ¿qué reacción tiene el público ecuatoriano frente a la homosexualidad?
-En el Ecuador, esta es la primera película que trata de una relación gay. Sé que hay sectores de la sociedad que han optado por no ver la película o por hacer comentarios homofóbicos antes de verla, pero las reacciones positivas de la gente superan cualquier cosa.
Cuando estrenamos acá la ´peli´, en esa misma semana, estábamos en un cine en Quito, hablando con el público. Al salir, un chico me dijo que había visto la película 3 veces ya y que le había hecho descubrir que las decisiones que había tomado en su vida eran las correctas y que, como Juan Pablo, veía la ciudad al revés. Se me grabaron sus palabras.
Fue el comienzo de una serie de demostraciones increíbles de chicos, principalmente, pero también de adultos, personalmente o por Facebook y correo electrónico. Otro chico me dijo que no es lo mismo ver en una peli a dos chicos se enamoran en Japón o Estados Unidos que verlos a la vuelta de la esquina.
Entonces, poco a poco nos dimos cuenta de que, sin proponérnoslo, hicimos una película que de alguna manera ha tenido algún impacto entre chicos ecuatorianos y eso me parece que hace a la película muy actual y relevante.

-¿Cómo es hacer cine en Ecuador?
-Creo que hacer cine independiente es difícil en cualquier lugar y conseguir el financiamiento para tu ópera primera añade un grado de dificultad.
En el Ecuador, las cosas han cambiado mucho con la ley de cine y la creación del Consejo Nacional de Cine en 2007. Crecí con una peli ecuatoriana cada 6 años. El cambio fue importante: el año pasado se estrenaron 13 largometrajes.

-¿Cómo aparece el vínculo con la Argentina?
-Con Cepa, de Argentina, y nació cuando conocí a Andrés Longares en el Festival de cine de Valdivia, en Chile. Hubo muy buena onda, luego le envié el guión de "Feriado" y tuvo una lectura muy interesante. La coproducción con Andrés y Felicitas Raffo surgió de esa buena amistad y de un buen click creativo.

-¿Cómo ves al cine latinoamericano?
-Hay un cine latinoamericano que tiene una voz propia, una voz desde adentro y ese es el que me interesa. Me parece que el tema de audiencias es un tema complejo.
Estamos dominados por un tipo de cine y las audiencias están acostumbradas a ese tipo de cine. Se torna difícil, en términos de audiencia proponer algo distinto.
Ojo que aprecio mucho el cine de Hollywood, el tema no es ese; es un tema de política cultural como país, de protección de la mirada desde adentro, de visibilizar el cine nacional, de creación y educación de audiencias, de festivales y todo eso.

-¿Ves cine argentino?
-En cuanto a cine argentino, Lucrecia Martel siempre es un referente, y desde que vi "Una semana solos" la sigo a Celina Murga. En Berlín vi "La tercera orilla" y me pareció una película poderosísima. Me encantó y me dio mucha pena cuando escuché que no estuvo más que unos días en cartelera en Argentina.

-¿Cuáles son tus planes para el futuro?
-En este momento estamos trabajando en nuestro segundo largometraje, "Ocupación Habitual", una comedia negra, que va a ser una coproducción entre Ecuador, Colombia y Francia.

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