“Chicharito” me tiene bien jodido: Sabina

sabina1sabina1Joaquín Sabina/Foto: Archivo

Joaquín Sabina sonríe, saluda y tal como acostumbra porta un sombrero. Aprovecha para bromear sobre el gol del Chicharito Hernández ya que él es fiel seguidor del Atlético de Madrid (equipo al que le anotó) y comenta que es político como cualquier ciudadano, que la poesía es el alimento del alma y que como analítico tiene de calificación cero.

Se encuentra en México para una gira que incluye cinco conciertos en el Auditorio Nacional (1, 2, 4, 13 y 14 de mayo) en la presentación de su último disco grabado en vivo desde Argentina llamado 500 noches para una crisis.

Del país afirma que desde su primera visita, cuando las influencias aztecas se empezaron a inmiscuir en sus canciones, siempre se ha sentido en casa.

“Creo que es uno de los países más intensos y con una potencialidad cultural grande, la primera de Latinoamérica; espero un futuro mucho mejor que el presente incierto que tiene ahora.

“Me duele muchísimo la violencia, el narco y sobre todo la complicidad política con el narco; me duelen tantas esperanzas defraudadas porque cuando llegó el PAN se escribía en los periódicos sobre una democratización de México que no pasó y ahora vuelve el PRI. México necesita un paso por la izquierda que le han robado más de una vez, eso opino”, expresó en conferencia de prensa.

Aunque al inicio se disculpó pues gracias a un vuelo con turbulencias y una agenda apretada no pudo dormir, se mostró atento ante las preguntas, sobre todo de la política española.

“Si hay algo bueno que ha traído esta crisis brutal es que va a funcionar como vacuna porque va a costar mucho que los políticos que siguen robando de manera descarada sigan sin morir en el clamor de la calle. Las elecciones no han sido y es un tema candente la aparición de poderes, quiere decir que la ciudadanía española no está dormida o anestesiada”.

Para Sabina la fama es una mierda, por lo que lo que le gusta es la gloria siempre pensando que el poder de la música es la comunicación que se da con su público.

“Yo no hablo de mis canciones, pero sí de las canciones de otros que son el hombro en donde llorar y también una copa para brindar, los labios para besar. Siempre han contribuido a masajear y calentar el corazón de la gente; seguramente se podría vivir sin música, pero sería una vida espantosa”, argumenta.

Con 500 noches para una crisis festeja los 15 años del álbum 19 días y 500 noches, por lo que en su gira plantea algunos de sus éxitos con nuevos acordes en cambios que prefiere contar arriba del escenario, como el lujo que para él fue rendir homenaje a Bob Dylan con “Ese no soy yo”.

“Cumplí 50 años en ese álbum, tal vez me dejó una novia, tal vez yo dejé las drogas. ¿Qué siento? Arrepentimiento no, nostalgia. Me ha salvado el trabajo, los amigos y las ganas de vivir”.

Sus crisis, reflexiona, son como las de cualquier ciudadano, pero como cantante le teme al pánico escénico que crece conforme lo hace su sentido de responsabilidad. En una libreta escribe lo que más adelante se puede convertir en una canción, un poema o en una hoja más a la basura desde que al huir de casa a los 17 años supo que su profesión era componer y cantar.

“El rock and roll es algo que cuesta mucho quitarse, se ha convertido en un clásico y ya no es una cosa de sábados por la noche, drogas y revolución sexual; ha envejecido al mismo tiempo que su público. No es una militancia sino está para quedarse”.

De salud se ve muy bien: “mis enemigos que crean una campaña de marketing porque creen que me voy a morir tienen razón”, bromea.

A pregunta expresa responde sobre el tema del fútbol y específicamente del futbolista Chicharito Hernández, quien sacó de la Champions League a su equipo predilecto.

“Me tiene bien jodido ‘Chicharito’. Nos quedamos al borde de pasar y eso nos dolió mucho, pero tengo que decirles que nos pusieron a sufrir. Que lo meta un mexicano y se llame ‘Chicharito’ me alegra”, dijo.

Juan Rulfo y José Emilio Pacheco son sus escritores mexicanos predilectos aunque sabe que se están muriendo a cada paso. Es por eso que recuerda con cariño a amigos que estuvieron exiliados en el país, mismo que hicieron suyo como Juan Gelman y Gabriel García Márquez.

“De México me gustan los antros y bares, a los que no me dejan ir. El pueblerio, el tequila, los gusanos de maguey, todo el picante en todos los aspectos de la vida. Sobre todo que no hay un sólo México sino que hay muchos, por suerte este oficio me ha dado la oportunidad de conocerlos”.

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