Artigas universal y las confederaciones

Historiadores, docentes, investigadores, analistas, sociólogos, documentalistas, políticos. Habrá muchos profesionales y académicos de los hechos pasados que brinden argumentos contundentes sobre el accionar e ideas del prócer oriental Don José Gervasio Artigas.

Pero de espíritus puedo hablar….

La inspiración que guiaba el alma del libertador, su paradigma o raíz espiritual siempre fue independentista e integradora, de soberanía popular. Emancipador, federal y republicano a todas luces. Decir que su meta era un solo lugar politico y geográfico es minimizar su pensamiento, su obra.

Justamente actuó contra todo imperialismo o invasor de turno y contra el centralismo que proponía Buenos Aires. Llevó sus ideas de república y federalismo hasta el seno de una Asamblea Constituyente bonaerense que se suponía democrática, y rechazó a los diputados orientales y al documento emanado del popular Congreso de Abril. Instrucciones del Año 13  que abarcaban incluso el pensamiento indígena que el líder revolucionario se había encargado de incluir. Acontecimiento que hoy recordamos como un hito independentista sin parangón, filosofía libertaria universal que debemos hacer nuestra en el mejor sentido de la palabra y no para enarbolar fronteras ni camisetas. Justamente lo contrario a la esencia de unidad en la diversidad que proponía el prócer. Fortalecimiento de los caminos de salida hacia la igualdad social y política frente al mundo colonizador europeo.

Artigas quería una gran nación sin dudas. Una sola que fuera todas juntas. Juntas por historias e intereses colectivos y comunes. Confederación de pueblos libres que llegó a existir entre las provincias autónomas -parte de lo que hoy es Brasil al sur, las de Argentina y Paraguay, además de la Banda Oriental- espacios geopolíticos fieles a sus ideas y organizados en torno a ellas, de los cuales la Provincia Oriental le erigió como Jefe Supremo. Si eso no le hace el Padre de la Orientalidad qué lo hará.

Hoy que el mundo tiene fronteras financieras más que territoriales y los países poderosos dominan frente a los emergentes o de economías deprimidas. Hoy que estamos jugando aquí en el sur de las américas la copa de las confederaciones, estaría bueno ya que usamos ese término, y al menos para nosotros los uruguayos de la Antigua y artiguista Provincia Oriental, pensar en su contenido relacionado a nuestras vivencias como territorio y población propios de la gesta del Protector de los Pueblos Libres, a los doscientos años del inicio de un proceso emancipador que tuvo como protagonista a nuestro Don José. Caudaloso río que junto a otros preclaros fue fuente de la que bebieron los pueblos sedientos de libertad de este lado del mundo.

Artigas -que nunca quiso ser argentino como se dijo- es mucho más que un buen discurso para llenarse la boca y recoger aplausos de la tribuna. Trascendente sería ver en qué estamos como sociedad y gobiernos latinoamericanos en cuanto a integración regional, comparados con los lineamientos políticos del ideario artiguista antes de apropiarnos de su figura. Sería importante tener certeza de que estaría orgulloso de nosotros.

Ensalzar la figura de Artigas está bien. Cumplir sus preceptos estaría mejor.

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