Argentina, al ritmo de un nuevo sueño

Unidad, lealtad, acuerdo, honestidad. Esas son las palabras que más huella dejaron tras el discurso de Mauricio Macri ayer en el Congreso, donde juró ante "Dios y los santos Evangelios desempeñar con lealtad y honestidad el cargo de presidente de la Nación". Un poco paradójico, pues en la sala no estuvieron los legisladores kirchneristas a los que Macri invitó a entender "el arte del acuerdo".

El puente quedó tendido para los que quieran recorrerlo. Es que a lo largo de la media hora que duró su declaración a los legisladores, el nuevo líder nacional insistió una y otra vez en la oportunidad de avanzar juntos. Con altura, evitó hacer alusiones directas al país que recibe y, por el contrario, se centró en el que quiere construir.

Hubo un poco de poesía ingenua, cierto, en frases como "invitamos a todos a sumarse a esta apasionante aventura de un mundo nuevo". Pero sin duda en Argentina, donde en los últimos años la población se ha polarizado, refresca oír frases como "queremos el aporte de todos" o "en el siglo XXI las cosas salen bien en equipo".

A lo largo de toda su alocución, que no duró más de 30 minutos, el hombre de negocios hizo énfasis en la necesidad de tener "un país unido en la diversidad", pese a "los enfrentamientos inútiles de estos años". Con una visión superadora, puntualizó que la nación no está dividida, sino que sus representantes piensan distinto e igualmente pueden trabajar juntos.

El primer gran aplauso de los presentes surgió cuando el mandatario prometió ser implacable con la corrupción, una de las sombras que rodeó a varias figuras del equipo saliente, desde el difunto Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández hasta el vicepresidente Amado Boudou, pasando por decenas de ministros que incrementaron su patrimonio de modo cuestionable al igual que.

Luego, Macri concitó especial atención cuando definió sus tres objetivos principales para los años que comienzan: derrotar la pobreza, acabar con el narcotráfico y unir a los argentinos.

Describió metas sociales concretas e hizo un apartado sobre la promoción de una Justicia independiente, otro de los aspectos más criticados al kirchnerismo. "No habrá jueces macristas", prometió.

En otro gesto superador, felicitó nominalmente a quienes compitieron con él por el cargo y los convocó a trabajar juntos. Los aludidos sonrieron desde las tribunas, y se supo que la afirmación no quedará solo en una frase linda: tanto Daniel Scioli como Sergio Massa fueron convocados por el nuevo jefe de gabinete, Marcos Peña, para reunirse hoy con Macri, según informó radio La Red.

Scioli merece un párrafo aparte. El bloque kirchnerista no estuvo en la sesión de ayer en el Congreso pero él sí asistió. También estuvo en la ceremonia de investidura de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires. Scioli, gobernador saliente, le entregó la banda y el bastón y ambos se saludaron en un evento de lo más cordial. La escena no pudo replicarse a nivel nacional porque Cristina Fernández se negó a participar. "No era tan difícil", reclamaban ayer algunos en las redes sociales.

Con la gente

El encargado de darle los atributos del poder a Macri fue, pues, Federico Pinedo, que ejerció la Presidencia durante unas horas. La ceremonia fue en la Casa Rosada poco después de las 13 y duró apenas unos minutos. Lo que se extendió fue el posterior saludo de Macri y su equipo a la gente que colmaba la Plaza de Mayo.

La sensación térmica era de 33º pero aún así el histórico lugar estaba colmado y decorado con banderas argentinas, pero no con estandartes partidarios. "Es difícil transmitirles todo lo que uno siente hoy acá", dijo Macri desde un balcón, en una imagen que seguramente estará en las portadas de las revistas de farándula: acompañado por su esposa Juliana Awada, su hija Antonia en brazos y a su lado, la vicemandataria Gabriela Michetti y su novio Juan Tonelli. Todos radiantes. "Parece que fue ayer cuando nos animamos a soñar que los argentinos merecíamos vivir mejor", continuó diciendo.

Ante la gente, Macri tuvo una intervención de lo más popular, con un llamado a que lo acompañen en el proceso. Las palabras clave fueron "juntos" y "ustedes".

Se reconoció limitado ("no somos infalibles") y justificó así la necesidad que tiene de confiar en quienes lo votaron y en aquellos que no lo acompañaron hasta ahora. A todos, pidió que "avisen y alerten" cuando se equivoque.

"Esta Argentina la construimos todos juntos", insistió una vez más. Y así inició, después de al menos 12 años de kirchnerismo, un gobierno que promete apostar por el encuentro.

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