La designación de Jorge Bergoglio al mando de la Iglesia católica revolucionó a los creyentes, y comerciantes, de la Argentina. Hinchas de San Lorenzo se apropiaron del Papa Francisco, hincha reconocido de ese equipo, y ni lerda ni perezosa, la dirigencia del Ciclón, junto a la marca que viste al conjunto de Boedo, sacó una camiseta con la imagen del Sumo Pontífice. Esa fue la primera muestra del negocio que sería la llegada de un compatriota al Vaticano.
Remeras, estampitas, libros biográficos, banderas, llaveros, pañuelos y rosarios, entre otros, fueron los productos que se conocieron hasta el momento con la silueta del sucesor de Benedicto XVI. Pero eso no es todo; ahora, los igeniosos eruditos del comercio vieron la veta en imanes para la heladera que permiten vestir y desvestir al líder religioso.
De Papa, de jugador de fútbol, de sacerdote o de gaucho son los atuendos que el que compre el artículo podrá utilizar para ataviar a Francisco. El precio, vía internet, del producto parte desde los 95 pesos.
¿Tiene límite la viveza criolla?