A DIEZ días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina, los sondeos han mostrado una clara tendencia a favor del candidato opositor Mauricio Macri, quien lidera la coalición Cambiemos, formada por un amplio espectro de partidos que van desde la derecha hasta la centro izquierda. El sorpresivo resultado de la primera vuelta que lo dejó a sólo dos puntos del candidato oficialista Daniel Scioli permitió instalar una sensación de triunfo en torno a su candidatura que se está reflejando en las mediciones de la opinión pública.
Los sondeos dados a conocer el fin de semana daban a Macri una ventaja de ocho puntos sobre Scioli (51,8% frente a 43,6%). A ellos se sumó ayer un nuevo estudio que confirma esa tendencia y entrega más detalles sobre la distribución de los votos. No sólo el abanderado opositor obtendría una clara victoria, con un 48,7 % frente al 40,2% de su rival, sino que además habría sido capaz de atraer a casi el 60% de los votantes del tercer candidato en disputa y disidente peronista, Sergio Massa. Una clara señal de la aspiración de cambio que existe en el país.
Los expertos han advertido que aún es difícil adelantar cuál será el resultado final, en especial considerando la experiencia de la primera vuelta, cuando los sondeos no previeron el estrecho resultado final. Sin embargo, a la luz de las cifras, parece evidente que el candidato opositor cuenta con la primera opción para llegar a la Casa Rosada. Es importante que ello no motive ningún tipo de intervencionismo electoral y que se garantice a ambos candidatos igualdad de condiciones para que el 22 de noviembre los argentinos puedan pronunciarse en forma libre e informada. El retraso en la entrega de resultados en la primera vuelta instaló una cuota de duda que es de esperar no se repita ni empañe el balotaje. El complejo escenario que vive Argentina exige que quien gane goce de plena legitimidad para poder enfrentar una tarea difícil.