La Villa 21 de Buenos Aires, rodeada de precariedad, pobreza y desesperanza, acoge en la actualidad a un grupo de niños y niñas que encontraron en el cricket una excusa para cambiar el rumbo de sus vidas.
Este deporte, originario de la élite inglesa, dejó atrás el césped perfecto para adentrarse en un piso de tierra y polvo en medio de una de las mayores favelas de Argentina.
Se trata del proyecto Caacupé Cricket de Villa 21, el cual está inserto en el trabajo que realiza la organización religiosa sin fines de lucro Caacupé, orientada a brindar herramientas que permitan una mejor inserción social.
En esta Villa, en la que el papa Francisco colaboró continuamente mientras era cardenal, en la actualidad una treintena de niños juegan al cricket bajo la dirección de Daniel Juárez, entrenador oficial de la Asociación de Cricket Argentina, mánager de la Selección Juvenil argentina y asesor del sacerdote José "Pepe" Di Paola, con quien impulsó este proyecto en el 2009 con resultados asombrosos.
Se trata de niños de entre 8 y 15 años que han logrado dejar a un lado la miseria, la frustración, la delincuencia y las drogas que rodean sus vidas, y que ahora ostentan nada menos que el Premio Mundial 2013 al desarrollo e integración, otorgado por la International Cricket Council de Dubai, más conocida como ICC.
"Es un verdadero reconocimiento no sólo al desarrollo de este proyecto, sino también a la forma en que estamos entrenando a los niños", dijo Juárez a The Associated Press. Los niños que forman parte del programa tienen hoy "una perspectiva totalmente diferente de la vida, de la que tenían cuando entraron aquí", añadió.
Y es que el cricket traspasó las puertas de las escuelas privadas de Buenos Aires para posicionarse como un proyecto social exitoso, el cual cuenta con sesiones de entrenamiento dos veces por semana con 30 niños como alumnos regulares que se han convertido en un ejemplo mundial para expandir el deporte.
Juárez dijo que el reconocimiento internacional de la ICC es otro de los pilares en los que estos niños podrán basar un futuro lleno de posibilidades.
En tanto, para el padre Di Paola esta experiencia "tiene que ver con el deporte como escuela de vida, transmisor de valores, con el deporte como integrador en una sociedad muchas veces dividida o fragmentada".
Muchos de los miembros del joven equipo también rompen la marcada brecha social argentina y viajan regularmente a sesiones de entrenamiento en una de las escuelas privadas de la ciudad. Más aún, tres de ellos fueron seleccionados para jugar con el equipo nacional de la división juvenil en los torneos internacionales.
"Son chicos de la Villa que llegaron a jugar las finales, festejar un campeonato, viajar en avión a otro lugar. Es realmente una experiencia muy buena", añadió el religioso de 51 años, amigo íntimo del pontífice y reconocido luchador contra las bandas de narcotráfico en las zonas más pobres de Buenos Aires.
Alexis Gaona es un ejemplo claro del éxito del proyecto. El joven bateador ingresó en el club en sus primeras etapas y ha desarrollado una pasión entusiasta por el deporte. El año pasado viajó a Perú para representar a Argentina.
"En la vida (esta experiencia) también se puede usar mucho. Ya tienes una referencia para la vida", dijo el jugador de 14 años.
Después de haber estampado su huella en el mundo del cricket a nivel internacional, los integrantes de del equipo Caacupé pretenden ahora avanzar hacia desafíos más grandes y mejores. Tres miembros del club formarán parte del equipo que representará a Argentina en el próximo Campeonato Sudamericano de Cricket categoría junior, que se disputará a finales de este año.
Fuera del campo sus aspiraciones también están por las nubes. Están buscando financiamiento para visitar el Vaticano y jugar una exhibición ante el papa Francisco, un hombre al que consideran "uno de los suyos".