Una etapa de turbulencias

Daniel Scioli asegura que “no hay plan B” y ratifica su alineamiento absoluto con el Frente para la Victoria.

Sergio Massa logró abrir un paréntesis en la disputa que agrietó su espacio. Pateó por al menos un mes la decisión de dejar en carrera a sólo dos de los candidatos a gobernador y bajar de un plumazo a los tres pretendientes restantes.
Fue una reacción que frenó fugas inminentes con rumbos diversos. La meneada hipotética salida del intendente Jesús Cariglino rumbo al macrismo no sería el único movimiento que apareció en los radares massistas.
Otras señales de alerta se encendieron en el campamento del tigrense que obraron como elementos disuasivos para guardar, al menos por ahora, la idea de ungir "a dedo" a Francisco De Narváez y Darío Giustozzi como únicos y exclusivos competidores en las Primarias bonaerenses.
En la marea de versiones que circulan por estas horas, se dice que uno de los precandidatos a la Gobernación se habría reunido con un peso pesado del sciolismo para tantear cuán suave podría ser su posible aterrizaje en el campamento naranja.
Y también se habla del senador provincial Baldomero "Cacho" Álvarez y su incomodidad en el espacio. El ex intendente de Avellaneda se venía mostrando como armador massista en algunas provincias, pero en las últimas semanas comenzó a circular la versión de un portazo. Hay quienes hablan de destino macrista. Otros ubican al ex intendente de Avellaneda en el camino de retorno hacia el esquema de Daniel Scioli.
Con todo, Massa adoptó la decisión de relanzar su campaña luego del traspié que le propinó el radicalismo al sellar un acuerdo con Mauricio Macri. Y la primera medida fue abroquelarse en la Provincia y ordenar una tropa en la que abundan rispideces.

Sugerencia
Esa decisión de rearmarse desde "su" territorio llegó luego de no pocos cimbronazos. Y de escuchar algunas sugerencias que desechó de plano surgidas desde algunos peso pesados del sindicalismo.
Cuentan que en una reunión que se desarrolló en una parrilla del Conurbano - habitual sede de tertulias peronistas-, un conocido gremialista habría lanzado la idea de juntar a Massa y a Macri en un mismo esquema electoral. No sólo eso: habría enviado el mensaje al propio Massa a través de un intendente del mismo Frente Renovador que estuvo en esa cena.
En los corrillos de la política bonaerense se dice que uno de los dirigentes que empuja con más fuerza ese acercamiento es Hugo Moyano. Hay quienes le adjudican ser autor de la teoría de que esa confluencia, con Massa candidato a gobernador, sería la "única forma" de derrotar al kirchnerismo.
Convencido, envió a ese alcalde del Gran Buenos Aires a planteárselo al propio Massa. El tigrense, cuentan, puso el grito en el cielo. Idéntica fue la actitud que bramó otro intendente que estaba en ese encuentro. "Yo no voy a ser empleado de Macri y del Coti Nosiglia", dicen que le escucharon gritar a Luis Acuña, el jefe comunal de Hurlingham.

Aire para todos
"Acá no hay Plan B". La frase se la adjudican a Scioli. Y la escucharon, entre otros, dirigentes de su extrema confianza como Jorge Telerman, Cristina Álvarez Rodríguez, Pepe Scioli, Santiago Montoya y Alberto De Fazzio.
Fue el mensaje que el mandatario lanzó en las últimas horas para que dirigentes de su espacio dejen de alimentar los rumores sobre alquimias electorales a las que pudiera echar mano el sciolismo en caso de que se precipite el peor de los escenarios: que Cristina Fernández de Kirchner le niegue la boleta para competir en las Primarias del FpV por la candidatura presidencial.
"Vamos por adentro, contra el que sea", repiten por estas horas los sciolistas, que no ahorran gestos de alineamiento con el kirchnerismo. Ayer, el destinatario de esas lisonjas fue el ministro de Economía Axel Kicillof, blanco de las críticas tras su referencia a la falta de estadísticas sobre la cantidad de pobres que existen en el país.
Esos mimos se desparraman hacia otros sectores K. Tras un encuentro que se produjo en las últimas horas, el propio Scioli empujó a la cancha a Gabriel Mariotto, a quien animó a que se lance definitivamente como precandidato a Gobernador.
Hace meses que Mariotto se muestra cercano a Scioli, lejos de los encontronazos que pintaron sus primeros años de convivencia en la Provincia. No sería el único dirigente al que el Gobernador quiere en la cancha: se habla de que en los próximos días podría retomar sus recorridas bonaerenses Martín Insaurralde, quien acaba de dar una prueba de fe sciolista.
"Martín sigue midiendo bien", se entusiasman en el campamento naranja, aun a sabiendas de que difícilmente el alcalde de Lomas de Zamora vaya a obtener el indulto K para ir en la boleta de gobernador.
Estos lanzamientos responden a la intención de Scioli de plantar a varios pretendientes en la cancha. Todos, claro, que traccionen para su candidatura.
Tampoco estaría ajeno a ese esquema el blanqueo del funcionario nacional Sergio Berni, quien acaba de decir que le gustaría ser candidato a gobernador.
En el kirchnerismo abundan los pretendientes a la sucesión de Scioli, aun cuando se sigue robusteciendo la presunción de que el diputado nacional Julián Domínguez es "el elegido" por la Presidenta.
El hombre de Chacabuco arrancó el rastrillaje bonaerense en procura de darle volumen a sus chances. Y viene bajando el mensaje de "unidad" del peronismo. Acaso esa definición potencie otra versión: la que habla de que la Casa Rosada lo querría como candidato único en la Provincia.

Rio revuelto
Mientras tanto, el radicalismo bonaerense vive horas por demás agitadas. Con dirigentes en alerta que buscan articular una estrategia porque, advierten, "el PRO viene por todo".
Por estas horas la inquietud crece porque no está claro si los intendentes radicales que buscan la reelección podrán ir pegados, además de la de Ernesto Sanz, a la boleta de Macri quien mide bastante por encima del mendocino.
Ese es el principal desvelo. El mismo que tiene Gustavo Posse, quien aspira a darle batalla a la macrista María Eugenia Vidal pero con las dos boletas en mano.
"La decisión de Mauricio es que no hay boleta para Posse", dicen en el PRO. Creen que sin ese elemento clave que le permita competir mano a mano con Vidal, la aventura del intendente no avanzará mucho más.
Esa pelea por la boleta hace transpirar a los radicales, algunos de los cuales todavía no digieren el acuerdo con el PRO. Acaso estos temas hayan estado sobre la mesa en la reunión que mantuvieron en los últimos días Sanz y Ricardo Alfonsín.

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