Un ministro que no sabe de pobreza y agrava el default

Daniel Scioli, el precandidato presidencial del oficialismo, fue claro en un encuentro con sus colaboradores íntimos: “Yo estoy dispuesto a conversar con La Cámpora y discutir la integración de la fórmula.” Después de un silencio, aclaró: “Hay que buscar una figura competitiva porque yo quiero ganar”. Y remató: “Kicillof es piantavotos, por eso no puede integrar un binomio presidencial.”

Esto lo expresó en un encuentro en La Ñata, hace unas semanas, analizando en panorama electoral. Florencio Randazzo, su enemigo en la interna presidencial, opina como Scioli: en la intimidad califica a Kicillof como un ahuyenta votantes.

La cuestión apareció porque el propio Kicillof volvió a lanzar su deseo de ser candidato. Pero ayer el ministro les dio la razón a ambos presidenciables, cuando hizo otro papelón público al afirmar: “No sé cuantos pobres hay en el país”. Así intenta tapar el deterioro social que genera su propia gestión. Oculta los datos de pobreza, porque la inflación ha aumentado la cantidad de población con necesidades básicas insatisfechas.

Kicillof emuló a Hernán Lorenzino, cuando el ex ministro declaró a la TV griega que desconocía a cuanto ascendía la inflación en la Argentina.

Pero el traspié del actual ministro no tapó el severo fracaso en el conflicto con los fondos buitre: el acuerdo entre MNL y el Citibank dejó al desnudo la ausencia de estrategias y las impericias en la conducción del frente externo.

La Casa Rosada solo estuvo entretenida en construir un relato contestatario al Citibank, mientras los banqueros acordaban en sigilo una salida del conflicto perjudicando la posición de Argentina y dejando en offside a Kicillof y a Cristina. Economía –hace una semana – lanzó una bravuconada y designó para fortalecer su relato a un “veedor” en el Citibank. Pero ignoraba lo elemental y profesional: que al mismo tiempo en Manhattan se cerraba el pacto que excluyó al país. El ministro tardó varios días en reaccionar, por la sorpresa que sufrió. También volvieron a fallar los abogados en Nueva York: Carmine Boccuzzi y Jonathan Blackman no alertaron y nada hicieron para frenar el arreglo.

El banquero Gabriel Ribisich festejó la movida. El titular del Citibank en Buenos Aires le dijo a sus colaboradores: “Sacamos de rehén al Citibank”. La euforia de Ribisich obedece a la interpretación legal que la entidad tiene sobre el convenio. Para el banquero, el acuerdo con Paul Singer excluye en forma definitiva al banco estadounidense del conflicto de los buitres. Ribisich está convencido que ahora la Casa Rosada no podrá aplicar sanciones al Citibank. Su optimismo surge de un informe judicial.

El trabajo está hecho por un buffet de abogados internacional que opera en Buenos Aires y fue contratado por el Citibank. El dictamen sostiene que el arreglo con MNL deja a Kicillof sin la posibilidad de ejecutar la amenaza política de revocarle al Citibank la autorización para operar en Argentina.

La conclusión del informe legal que manejan en el banco sostiene que, si cumple con los pagos a los bonistas, no hay argumentos legales de peso para desplazarlo de su tradicional funcionamiento en el territorio nacional. Solo puede haber sanciones menores.

Igual, La Cámpora y Carlos Zannini auspician atacar al Citibank con la intención de rearmar el relato contra los fondos buitre y los Estados Unidos. Cristina cree que sus problemas no obedecen a su mal gobierno sino a un complot de la Casa Blanca. Por eso, en la Quinta de Olivos existe fastidio por el descuido de Kicillof. Porque frente a un embate político contra el banco de EE. UU., la Justicia podría frenar – con cautelares – la decisión de sacar al Citibank de la Argentina. En otras palabras: hasta podría perder sustentación legal el relato contra el banco ícono del capitalismo estadounidense. El “paper” de los abogados sostiene lo siguiente: “Tras el acuerdo serían nulas las acciones legales contra el Citibank.” El convenio con MNL también provoca otros impactos negativos para el Gobierno :

– Garantiza que Citibank deposita el dinero, pero no que Euroclear pague a los bonistas.

– Traba la emisión de nueva deuda para cubrir desajustes macroeconómicos. Una colocación internacional ya está descartada.

– Posibilita al juez Thomas Griesa a extender el default a otros bonos argentinos y complica la salida del default.

En Wall Street, el propio JP Morgan, ahora el banco más cercano y de mayor diálogo con Kicillof, emitió un informe a sus clientes advirtiendo que Griesa podría extender sus fallos sobre bonos que no ingresaron en el canje, como el Boden 15 y los Bonar. Así Kicillof logró ampliar el conflicto con los buitres y le dejaría al próximo gobierno una crisis mucho más grande que la que encontró en los tribunales de Manhattan al comenzar su gestión. Esto forma parte sustancial del llamado “Plan Bomba”, que incluye la decisión política de Cristina de obligar a la siguiente gestión a adoptar medidas impopulares.

En la Unión Industrial Argentina se elaboró un informe, cuyas conclusiones obligaron a que Héctor Mendez sincerara la existencia del “Plan Bomba”. El trabajo tiene 22 carillas, fue elaborado por Diego Coatz y Martín Echegoyen; allí se analiza el deterioro que acusan todas las variables económicas y la tensión que puede generar la decisión de Cristina de no resolver ninguno de los problemas. También se advierte sobre retraso cambiario y el perjuicio financiero que provoca la falta de un acuerdo con los holdouts. Habla de la recesión y expresa un temor: el rojo que tienen las cuentas externas y el deterioro en la composición real de las reservas.

 

Marcelo Bonelli

 

Copyright Clarín, 2015.

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