El seleccionado argentino cerró antenoche la última doble jornada de Eliminatorias Sudamericanas del año con el objetivo cumplido por haber logrado seis puntos que lo mantienen como líder y la confirmación del crack Lionel Messi como figura que potencia el ataque, pero con dudas en la línea defensiva.
En una semana, el conjunto dirigido por Alejandro Sabella evidenció dos caras bien definidas: un poderío ofensivo temible con Messi, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín y Ángel Di María, en la conformación de “Los Cuatro Fantásticos”, pero con inconvenientes y errores en defensa cuando ésta es exigida.
El balance en los números es muy positivo, teniendo en cuenta que ante Uruguay y Chile, por la 9ª y 10ª jornada de la clasificación sudamericana, Argentina marcó 5 goles y sólo recibió 1 y llegó además a 20 unidades que le permiten continuar como líder del torneo con tres puntos de ventaja sobre Ecuador.
Sin embargo, la performance ofrecida antenoche ante Chile, que exhibió una decidida vocación ofensiva, mostró la debilidad “albiceleste” en la defensa y el mediocampo. En Mendoza, Argentina recibió a un conjunto uruguayo, vigente campeón de la Copa América, que se replegó en su campo, apostó al juego de contraataque, consciente de un bajo nivel futbolístico, y tuvo pocas chances de llegar al arco defendido por Sergio Romero.
Pero Chile, que necesitaba una victoria con urgencia por resultados adversos y la intención de los jugadores por demostrar que el DT argentino Claudio Borghi debía continuar al frente del equipo, desnudó falencias que son una marca registrada en el ciclo de Sabella en la Selección nacional.
No ofrecen seguridad
El equipo “albiceleste” sufre cuando lo atacan por las bandas porque Di María y Fernando Gago no se transforman en rueda de auxilio para los defensores Pablo Zabaleta, que ante lesión de Marcos Rojo se ubicó con perfil cambiado, y Hugo Campagnaro.
A su vez, la zaga central, que tiene como titulares a Federico Fernández y Ezequiel Garay desde la quinta fecha, aún no ofreció seguridad y coordinación, desbordados por los ataques desde las dos franjas.
A través de las victorias, el intercambio y la práctica de ideas para mejorar el rendimiento del equipo pueden llevarse a cabo con mayor facilidad, una ventaja que puede aprovechar Argentina, a pesar del poco trabajo que dispone el seleccionador para trabajar en cada convocatoria.
El conjunto “albiceleste” sabe que es un equipo como cualquier otro, con aciertos y errores, pero también es consciente que sus virtudes, las que le permiten ganar los partidos, son únicas en el mundo futbolístico y muchas veces descansa en ellas en detrimento de lo que suceda en defensa.
Otra buena noticia para Sabella fue la producción del crack rosarino en el equipo, que reprodujo actuaciones similares a las que desempeña en el Barcelona de España.
Messi, de 25 años, se hizo dueño de la capitanía, lidera el gran poder en ataque que tiene la Selección argentina, fue la atracción del equipo fuera y dentro de la cancha, y se ganó el cariño de la gente al adoptar el perfil de figura que tanto se le reclamaba. Los compromisos por eliminatorias continuarán el próximo año, en marzo, cuando Argentina reciba a Venezuela y visite a Bolivia.
En lo que queda del año, el conjunto “albiceleste” sólo tendrá por delante partidos amistosos que le servirán al cuerpo técnico para pulir detalles y revisar estrategias defensivas, el talón de Aquiles de un equipo poderoso en ataque y en nombres.