Hasta que en 2016 entre en vigor el acuerdo comercial, Ecuador no perderá su acceso preferencial al mercado europeo. El libre comercio con la UE tendría impactos también negativos, para los que el país se prepara.
“Prolongando el acceso preferencial de sus productos al mercado europeo, hemos tendido el puente que Ecuador necesitaba para tener tiempo de acabar –sin impactos negativos para su economía– las negociaciones del acuerdo comercial”, dijo a DW el eurodiputado Helmut Scholz. Con la aprobación por el Consejo Europeo, la extensión de las preferencias arancelarias para el país andino acabó su recorrido por las instancias europeas. Y, básicamente, ganó tiempo para preparar su apertura al empresariado europeo.
Con celeridad
El tiempo apremiaba: de no mediar ningún otro acuerdo con el bloque europeo, los productos de Ecuador, país de renta media alta, hubiesen tenido que pagar aranceles para entrar al mercado europeo, a partir del 1 de enero de 2015. Pero, con la reapertura de negociaciones en julio de este mismo año, para sumarse al acuerdo multipartes Colombia/Perú-UE, la perspectiva cambió. Y la UE estuvo dispuesta a hacer la excepción, hasta que pueda entrar en vigor el acuerdo de libre comercio, que -de ir todo bien- será en 2016.
“Nos hemos puesto a favor del puente que necesita Ecuador para que –con vistas a la situación internacional, que se ha puesto más dura para el país– no sea castigado adicionalmente. No hacerlo habría representado un duro golpe para su economía”, dijo Scholz, de la bancada de La Izquierda en la Eurocámara y miembro del comité de Comercio Internacional. Él fue el encargado de presentar el tema ante el Parlamento Europeo.
¿Habrá debate como con Colombia y Perú?
“Eso no significa que hayamos dado luz verde al acuerdo comercial. El texto llegará en verano (boreal) al Parlamento; en ese momento nos ocuparemos de su contenido, de plazos y condiciones que tengan en cuenta la especificidad del país”, puntualiza el parlamentario.
Cabe recordar que fue el grupo de La Izquierda, junto con los ecologistas, los que más se opusieron al acuerdo UE-Colombia/Perú. Las asimetrías y el nefasto impacto que puede tener para una pequeña economía un acuerdo de libre comercio con el mayor bloque comercial del mundo fueron el argumento guía de la tenaz oposición.
Efectivamente, “hay mucho miedo de los países pequeños al negociar acuerdos comerciales con contrapartes tan grandes como la UE. El temor se debe en parte a que, lamentablemente, cuando ponen en vigencia los acuerdos, los países se olvidan de mitigar los efectos negativos que el acuerdo pueda traer”, respondió el ministro ecuatoriano de Comercio Exterior, Francisco Rivadeneira, cuando en Bruselas DW le preguntó acerca del impacto que tendrá en los pequeños productores y pequeños empresarios.
Cabe resaltar que cerca del 45 por ciento de las exportaciones a la UE son de productos tradicionales como banano, cacao, atún, café y camarón. El 17 por ciento aproximadamente corresponde a exportaciones no tradicionales, entre las que se encuentran las flores, uno de los grandes ases agroindustriales del país que saldrán bien parados tanto con la extensión de las preferencias arancelarias como con el acuerdo comercial.
Compensar pérdidas, crear nuevos productos
“No existe un acuerdo donde todo el mundo salga ganando, lo importante es compensar a los perdedores. Por otra parte, Ecuador gana más negociando el acuerdo que no negociándolo”, afirmó Rivadeneira. Por lo pronto, aparte de prepararse para compensar a los perdedores, el ministro vislumbra una ampliación del mercado de productos de comercio justo, cuyo mayor destino es Europa.
“Los pequeños productores de comercio justo ecuatorianos no piden caridad. Quieren hacer negocios con Europa, pero con valores. En el marco de la implementación del acuerdo comercial, se necesitan medidas concretas para apoyar la comercialización de los pequeños productores y poder así ampliar su presencia en el creciente mercado de productos de comercio justo en Europa”, dijo a DW Sergi Corbalán, director ejecutivo de Fair Trade en Bruselas.
En todo caso, según el ministro ecuatoriano, su país está dispuesto a prepararse –junto con la cooperación europea– no solo para que los productos que se generan actualmente puedan competir, “sino en la identificación de nuevos productos que permitan no la supervivencia del pequeño productor, sino que les permita volverse exportadores”. Medidas como incentivos a las asociaciones, de transferencia de tecnología y financiamiento mencionó Rivadeneira.
A este respecto, “algunos eurodiputados han expresado sus reticencias a la extensión del sistema de preferencias porque sólo procura acceso a las mercancías tradicionales de producción agroindustrial. El desarrollo de una economía propia y sostenible queda de lado”, explicaba Scholz, dejando para el debate del acuerdo –a mediados de 2015– una prodfundización en el tema.
Deutsche Welle