Por Ernesto Pérez
ROMA, 8 (ANSA) - Salva de aplausos para la soprano
argentina Virginia Tola al final de su aria del segundo acto de
"Tosca", la emblemática obra de Giacomo Puccini, "Vissi d'arti",
con el que no sólo debutaba en el rol sino también en la misma
Opera de Roma.
Tola encabezaba el tercer reparto en la cuarta representación
(de las nueve previstas) y volverá a escena esta noche y el 11
de marzo junto al tenor Massimiliano Pisapia, voz estentórea de
puro cantante verista, como Mario Cavaradossi, y el barítono
Claudio Sgura, gigantesco barón Scarpia, tanto física como
vocalmente.
Donato Renzetti, uno de los más grandes directores líricos
italianos vivientes, condujo con pulso seguro y refinamiento de
matices la inmortal partitura pucciniana, que volvía a encontrar
la puesta original de su estreno, el 14 de enero de 1900, en
este mismo teatro (llamado en ese entonces Costanzi, por el
apellido del empresario que lo había fundado una docena
de años antes).
Se trata del primer capítulo de un ambicioso proyecto
que busca recuperar famosas ediciones de óperas, con la misma
"régie", trajes y decorados que hicieron célebre a este teatro,
uno de los más importantes de Italia junto a la Scala de Milán
y el San Carlos de Nápoles.
La argentina Tola se lució esta semana en el papel de la
indómita Tosca, capaz de llegar al asesinato para defender su
honor y salvar la vida del amado, gracias a una espléndida voz y
a una agraciada presencia escénica.
Vestida con los recuperados trajes creados en 1900 por Adolf
Hohenstein y tocada en el primer acto con un sombrero de plumas,
incongruente para 1800, donde se sitúa la acción del libreto,
pero muy acorde con los dictados de la moda un siglo más tarde,
Tola reveló con suprema elegancia toda la gama de sentimientos
de la protagonista.
Desde la casquivana y celosa diva de la escena del
primer acto, a la amante apasionada del segundo, lista para
sacrificarse por su amado, y a la salvadora frustrada
dispuesta al suicidio tras la muerte del amante.
Para Tola, que vive establemente en Parma pero tiene casa
también en Madrid, ha sido una gran emoción reencontrar a la
Tosca original en un teatro en la que su maestra Raina
Kabaivanska la precedió en el mismo papel y en el mismo
escenario en dos oportunidades.
Aquellos antecedentes son de 1980 con Veriano Luchetti y de
1990 con el gran Luciano Pavarotti, ambas con régie de Mauro
Bolognini pero en la primera versión con los mismos telones
pintados de Adolf Hohenstein.
El regisseur sudafricano Alessandro Talevi, más famoso por
sus espectáculos de vanguardia que por esta versión filológica
de la ópera, se atuvo estrictamente a las indicaciones escénicas
del mismo Puccini pero limpiándola de toda esa ampulosidad
gestual que seguramente caracterizaba la lectura teatral de
principios del siglo XX.
El reparto musical tuvo seis llamadas a escena a telón
abierto, claro índice del aprecio que sintió el público romano
por esta representación de una ópera que faltaba desde hacía un
lustro del teatro romano.
PN-ADG/ACZ
08/03/2015 18:47
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