En 1978, la selección de Argentina de futbol ganó la Copa del Mundo en medio de la dictadura militar que imperaba en ese país, cuando las violaciones a los derechos humanos, el secuestro, la tortura, el robo sistemático de bebés y la desaparición forzada de personas eran parte del cotidiano de la gente.
En 2014, la misma selección regresó a una final de Copa del Mundo. Esta vez, jugadores como Lionel Messi, Javier Mascherano, Ezequiel Lavezzi y el entonces técnico del equipo, Alejandro Sabella, abanderaron la demanda histórica de las Abuelas de Plaza de Mayo: recuperar a sus nietos robados, con el lema "Hace 10 mundiales que te estamos buscando".
En medio de ambas Copas del Mundo muchas cosas pasaron en Argentina: el seleccionado estuvo en dos finales más, las de 1986 y de 1990; el movimiento de derechos humanos se organizó a tal punto que hoy el Estado juzga a los militares involucrados en el llamado Proceso de Reorganización Nacional, se crearon proyectos artísticos como Teatro y Música por la Identidad, se recuperaron cárceles clandestinas como centros culturales y se han hecho decenas de películas, documentales, puestas en escena, conciertos y coreografías al respecto.
Lo que sucedió en el país sudamericano no ha pasado desapercibido en México. Además de que aquí se exiliaron muchos argentinos, también se han producido obras sobre el tema. Una de ellas, Este no es mi nombre, de Alexandro Guerrero, se estrenará el lunes 4 de mayo a las 20:00 horas, en la Sala Julián Carrillo, de Radio UNAM.
El montaje, cuenta el dramaturgo, retrata la historia aquellas madres de desaparecidos desde que empezaron a hacer su ronda cada jueves en la Plaza de Mayo, de Buenos Aires, hace 38 años, hasta en lo que se han convertido en la actualidad.
"Relatamos desde que empezaron a ir a la plaza hasta que fueron reprimidas y algunas de ellas desaparecidas. También cómo quisieron huir del lugar, hasta que entendieron que la plaza era su mejor refugio", menciona en entrevista con MILENIO.
Para realizar el montaje se apoyó en la historia de Laura Bonaparte, fundadora de Madres de Plaza de Mayo y abuela de la cineasta Natalia Bruschtein, con la cual pudo hablar del tema: "Ella acaba de hacer un documental, El tiempo suspendido, sobre su abuela. Me prestó el libro que la periodista francesa Claude Mary escribió sobre Bonaparte: Laura Bonaparte, una madre de Plaza de Mayo contra el olvido y todo eso me permitió hacer este proyecto".
"Otra entrevista importante para el proceso fue la que realicé al sociólogo y filósofo Hugo Enrique Sáez, actualmente académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, quien llegó a México cuando estalló el golpe militar de Argentina, el 24 de marzo de 1976", explica el director, que basó su investigación de Ulises Gorini La rebelión de las madres y La otra lucha.
La idea de hacer una puesta en escena sobre las Madres de Plaza de Mayo surgió hace un año y medio. Argentina no había llegado a la final de la Copa del Mundo y sus jugadores apenas iniciaban la campaña "Hace diez mundiales que te estamos buscando"; tampoco había ocurrido la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, comenta Guerrero.
Esto modificó el proyecto: Alexandro entendió que la lucha de las madres y abuelas argentinas servirían como espejo a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa: "Lo que le ha sucedido a los normalistas es parte de un proceso histórico que viene desde la represión que había en la época de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez hasta la fecha. Los familiares de los jóvenes normalistas deberán organizarse, tal y como sucedió en Argentina, para que no vuelva a suceder", destaca.