Sordera Presidencial

La sor­dera es una pato­lo­gía común entre quie­nes ins­tau­ran gobier­nos dic­ta­to­ria­les, como los que se veri­fi­can actual­mente en Cuba, Vene­zuela y Angola.

La pre­si­denta argen­tina parece ser un caso par­ti­cu­lar de sor­dera, fruto de su sober­bia per­so­nal y la de su entorno. Tanto en el manejo de las cues­tio­nes inter­nas como en las rela­cio­nes inter­na­cio­na­les, Cris­tina Fer­nán­dez de Kir­ch­ner se mues­tra abso­lu­ta­mente sorda a los recla­mos de la ciu­da­da­nía y a los “rui­dos” del mundo.

El 13 de sep­tiem­bre pasado tuvo lugar en el país una inmensa pro­testa popu­lar, lo que aquí deno­mi­na­mos “cace­ro­lazo”. En esa oca­sión la gente se volcó a las calles para demos­trar su des­con­tento por el rumbo polí­tico, eco­nó­mico y social de la ges­tión kir­ch­ne­rista. La pre­si­denta que, al asu­mir su segundo período de gobierno en diciem­bre pasado había sos­te­nido “vamos por todo”, debió haber tomado nota de que la ciu­da­da­nía no está con­forme con su accio­nar hasta el momento.

Des­oyendo la voz del pue­blo, CFK siguió con sus monó­lo­gos desde el atril, muchos en una inex­pli­ca­ble cadena nacio­nal que impul­san a la audien­cia a cam­biar de esta­ción o des­co­nec­tar los recep­to­res. Emu­lando a sus pares cari­be­ños, la pri­mera man­da­ta­ria argen­tina está obse­sio­nada con lograr el mono­po­lio esta­tal de los medios de comu­ni­ca­ción, a fin de impo­ner el pen­sa­miento único, el suyo, y con­tro­lar la expre­sión de las ideas.

Ciega ante la reali­dad nacio­nal, abso­lu­ta­mente igno­rante de los pade­ci­mien­tos y nece­si­da­des de sus gober­na­dos, Cris­tina Kir­ch­ner, aun­que no está pre­ci­sa­mente muda, sigue dando mues­tras de sor­dera agravada.

Durante la pri­mera semana de octu­bre se pro­du­je­ron dos hechos de cierta gra­ve­dad uno interno y el otro externo. En el pri­mer caso, se pro­dujo una pro­testa de impor­tan­cia por parte de pre­fec­tos y gen­dar­mes por recla­mos sala­ria­les. En el segundo, cierto “fondo bui­tre” embargó la nave insig­nia de la Armada Argen­tina, nues­tra muy que­rida fra­gata Liber­tad, fon­deada en un puerto africano.

A con­tra­pelo de lo que indi­caba la diplo­ma­cia de carrera y el sen­tido común, la pre­si­denta y su entorno asom­bra­ron a los argen­ti­nos y al mundo gene­rando nue­vos con­flic­tos y enfren­ta­mien­tos con dis­tin­tos sec­to­res socia­les y con otras nacio­nes del pla­neta. Para comien­zos de noviem­bre la ciu­da­da­nía, harta de tanta sor­dera, está pre­pa­rando otra pro­testa con­vo­cada a tra­vés de las pode­ro­sas redes socia­les, que hacen pre­su­mir su magnitud.

La sor­dera, apa­ren­te­mente ino­cua, implica serios ries­gos y puede tor­narse peli­grosa cuando los man­da­ta­rios insis­ten, como la pre­si­denta argen­tina, en igno­rar el pen­sa­miento y la volun­tad de sus gobernados.

Fuente: www. laargentinaqueyoquiero. blogspot. com

Autor: © Raquel E. Consigli y Horacio Martínez Paz

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