Uno de los principales riesgos del 2014 parece haberse concretado la semana pasada tras la devaluación oficial del peso en Argentina y el posible contagio que esta decisión podría tener en el resto de las economías latinoamericanas, especialmente la brasileña y la mejicana. Sin duda, y aunque hasta ahora parecía ser un tema abandonado en el olvido, el giro de la política monetaria norteamericana, tal y como nos demostraron los mercados en mayo del año pasado, es un elemento clave para las economías emergentes.
Como es lógico, el índice con mayor sensibilidad a una crisis en la región latinoamericana es el Ibex. Por ejemplo, Telefónica obtiene el 49% de su Ebitda y el 40% de su flujo de caja libre en esta región. Un 5,6% del beneficio neto de BBVA viene de Argentina y un 40% de Méjico. Y el 4,6% del Ebitda de Endesa se obtiene en Argentina. Con estas cifras en la mano, se entiende mejor el varapalo sufrido por el selectivo español el viernes pasado.
Sin embargo, no hay que olvidar un aspecto clave que debería servir de sostén a la renta variable española. La valoración del Ibex depende, como es lógico, de los beneficios que sean capaces de generar los valores que lo componen. Pero depende también de los tipos de interés a los que se descuentan estos beneficios. En este sentido, no hay que olvidar que la rentabilidad de los bonos españoles ha caído de manera muy significativa durante los últimos meses y que el diferencial respecto de los bonos alemanes se encuentra a niveles no vistos desde principios de 2011 cuando el Ibex cotizaba entre los 10.600 y los 11.000 puntos.
A pesar de ello y tal y como se analizará a continuación, el Ibex y el resto de índices europeos deben demostrar esta semana que la red de protección que les otorga la caída de rentabilidad de los bonos es lo suficientemente fuerte como para compensar el riesgo de que los beneficios de las empresas no vayan tan bien como el mercado esperaba hasta hace poco. Por ello, se debe mantener el sesgo comprador pero no hay que tener prisa para ponerlo en práctica.
En este gráfico se analiza la evolución del Ibex contado en base semanal. La vela bajista de la semana pasada reduce el impulso en el que el índice lleva inmerso desde hace tiempo y abre un escenario potencial correctivo dentro de la estructura general alcista en la que se encuentra.
Los riesgos bajistas abiertos pueden resumirse en tres. En primer lugar, la unión de las tres últimas velas forma lo que podría ser un ‘evening star’ (vela alcista seguida de vela de indefinición con una tercera vela que engulle lo ganado por la vela alcista inicial). Sin embargo, para que esta estructura compleja de techo se complete, debería perderse el mínimo de la vela alcista inicial en términos de cierre, por lo que no se podrá asegurar su validez mientras no se cierre semanalmente por debajo de 9.766.
En segundo lugar, la estructura potencial de techo comentada presenta una divergencia bajista de RSI. Sin embargo, solo se estará seguro de ello cuando la estructura de máximos decrecientes del RSI quede confirmada con la aparición de un mínimo decreciente.
En tercer lugar, hay riesgo de trampa alcista. El Ibex alcanzó la resistencia de Dinapoli (38,% de la caída 2007/2012 situado en 9.766 y 61,8% del tramo de grado menor desplegado entre 2010 y 2012 situado en 9.820) en octubre del año pasado y no pudo superarla de manera consistente hasta la segunda semana del mes de enero. La pérdida de esta zona en términos de cierre semanal indicaría que la ruptura podría no haber sido más que una trampa alcista, síntoma inequívoco de que se podría iniciar un proceso correctivo importante.
Por lo tanto, el comportamiento del índice a lo largo de esta semana será determinante para su evolución a lo largo de los próximos meses. Si el índice es capaz de respetar la zona comprendida entre los 9.720 y los 9.820 durante esta semana y logra formar alguna figura de suelo en este entorno, la caída de la semana pasada quedará en un mero susto de corto plazo. Si, por el contrario, perfora esta zona de soporte, la probabilidad de seguir cayendo hasta los 9.450 puntos (hueco abierto entre el 18 y el 19 de diciembre), o hasta los 9.230 puntos (último mínimo de reacción y base de la línea de tendencia del gráfico diario iniciada en junio) o, en el peor de los casos, hasta el entorno de los 8.800 puntos (media de 54 semanas, línea clavicular del HCH invertido de septiembre de 2011, máximo creciente principal del movimiento iniciado en 2012 y soporte de Dinapoli) se elevará.
En consecuencia, la recompra de las posiciones largas vendidas entre el 10.450 y el 10.550 que se recomendaron realizar entre el 9.800 y el 10.000 deben rebajarse a la espera de ver el comportamiento del índice esta semana. En caso de que se pierda el 9.722 en términos de cierre semanal, se deberán liquidar. En este caso, solo se debería mantener lo que quede de las posiciones largas originales que se recomendaron abrir a mitad de diciembre.
Por último, es importante realizar un rápido análisis de la situación en la que se encuentra el Eurostoxx50 y el Dax
En este gráfico se analiza la evolución del Eurostoxx50 contado en base diaria. La vela bajista del viernes logró perforar, en términos de cierre, la zona comprendida entre los 3.089 y los 3.044 puntos.
Esta zona es clave porque representa uno de los mínimos decrecientes de la estructura bajista desplegada entre 2007 y 2009 y la parte alta del amplio rango lateral en el que lleva inmerso desde entonces el índice. El Eurostoxx ha estado intentando superarla desde que la alcanzó en octubre. Pero no pudo lograrlo de manera consistente hasta los primeros días de enero. La ruptura de esta zona la semana pasada eleva el riesgo de trampa alcista con lo que se podría estar en el inicio de un proceso correctivo de grado mayor o, peor aún, ante un cambio de tendencia.
Por lo tanto y en línea con lo comentado en el post del viernes, las posiciones largas que se venían arrastrando desde mitad de diciembre deben haberse cerrado el viernes, con lo que se debe pasar a una posición neutra a la espera de más acontecimientos técnicos.
En este gráfico se analiza la evolución del Dax contado en base diaria. La vela bajista del viernes no solo perforó el soporte inicial situado en 9.594 sino que perforó también, y en términos de cierre, el soporte clave de los 9.400 puntos.
La ruptura de este nivel, siempre que se demuestre que es consistente, abre un escenario correctivo de grado mayor que apuntaría a los 9.181 puntos inicialmente (hueco alcista abierto entre el 18 y el 19 de diciembre) y al soporte clave estructural situado en los 9.000 puntos (mínimo creciente de la estructura alcista general en la que se encuentra.
Sin embargo, es aún pronto como para poder asegurar que este nivel se ha roto de manera consistente. Esta posibilidad deberá confirmarse a lo largo de la semana que empieza hoy y que, además, es la última del mes de enero lo que implica el cierre de la vela mensual.
Por lo tanto, puesto que el índice no abrió con un hueco por debajo de 9.594 nuestra recomendación de venta especulativa no se ha podido seguir (genial si se vendió al perforarse este nivel aunque no se perdiera en la apertura). A estos niveles, es demasiado arriesgado vender hasta que no se demuestre la validez de la ruptura de los 9.400. Y es también demasiado arriesgado comprar por el mismo motivo. Por lo tanto, se debe mantener una posición neutra (o recoger beneficios si se tuvo la habilidad de vender con la ruptura del 9.594) y mantenerse a la espera. Si se produce un rebote que acerque el índice al 9.600, se podría plantear la apertura de una posición corta (Hombro Cabeza Hombro potencial desde finales de diciembre?) con stop por encima de 9.664 en términos de cierre.
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