27 de diciembre de 2013
1:39h

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—Me gustaría, aprovechando que son fiestas navideñas y que hay parón en la competición, hablar del Simeone menos conocido, del que no se ve, del que está fuera de los focos y del que los aficionados quizá desconocen. Por ejemplo, ¿qué hace usted media hora antes de los partidos, cuando sus jugadores están calentando con el profe Ortega y se queda solo en el vestuario?
—Cuando los futbolistas entran en calor y me quedo a solas en el vestuario, hablo con mis hijos y trato de alejarme un poco de toda la responsabilidad y de la situación que estamos viviendo. Me encuentro entonces con los seres queridos, que es la parte más importante de la vida de una persona. Eso hace prepararme bien para estar más tranquilo ante lo más lindo que es un partido de fútbol, que es lo que está por llegar.
—¿Se puede saber qué conversaciones mantiene con sus tres hijos?
—Intento hablar con los tres y les pregunto qué hacen, qué hicieron en el colegio... Es una charla de padre a hijos y el que me escuche pensará que no parece que vamos a jugar un partido en tan sólo veinte minutos. Pero me lo tomo como una parte de estar tranquilo conmigo mismo y a la misma vez saber que la gente que quiero está bien. Es una forma de encerrarme y enfocarme en lo mío, que es el fútbol y el partido que se jugará en breve y en el que habrá tanto en disputa.
—¿Le relaja, le alivia un poco de la tensión que vivirá luego en pocos momentos?
—Me hace bien esto. Al vivir lejos de la familia, que es la parte más difícil de toda esta historia tan linda que estamos viviendo con el Atlético de Madrid, saber que los seres queridos están bien, es bueno para mí. Además, a los chicos les gusta el fútbol y me preguntan quién va a jugar, quién no, si juega Raúl García, Costa, Villa o Koke... Hablamos de si el partido puede ser fácil o difícil y me dicen cuidado con una cosa u otra.
—Lo bonito es lo que todos vemos, los tres títulos, los homenajes, las copas, los reconocimientos, pero a mucha distancia están sus hijos, pendientes de lo que hace usted y su equipo. ¿Merece la pena todo esto sacrificando no verles todo lo que quisiera?
—Son elecciones de vida y también esto es una invitación a los hijos a saber que hay que buscar en la vida, que hay que vivir detrás de lo que a uno le despierta ilusión, pasión, convicción... Yo amo el fútbol, yo amo mi profesión. Además, los hijos ya son grandes y están bien cuidados por la madre. Posiblemente al chico se le haga más difícil la lejanía del padre, por eso tratamos de estar lo más cerca posible pendiente de todos los detalles. Yo hablo de calidad de tiempo y no de cantidad. Eso hace que no esté pero para ellos esté.
—Como jugador fue usted pura garra, no se escondía nunca y esa manera de jugar contagiaba al resto. Ahora, como entrenador, también se expresa de la misma manera, pero en partido oficial nunca le han expulsado. ¿Con qué Cholo nos quedamos, con el de jugador o con el de entrenador?
—En Argentina sí me expulsaron una vez. Fue en un Boca-Estudiantes. Con el Atlético, es cierto, en choque de competición oficial no me expulsaron. En la gira de verano por Sudamérica, sí. Pero creo que hay que diferenciar un pequeño detalle. El Cholo que jugaba, corría y estaba en el campo lo hacía porque era jugador de fútbol. El míster de ahora es la misma persona pero en otro lugar.
—Detrás de esa capa de dureza hay una persona con muchos sentimientos. ¿Llora por ejemplo?
—Sí, soy sensible.
—En privado soy consciente de que es así, pero nadie le imaginaría de esa manera...
—No digo que lloro, digo que soy sensible. Para sacarme algo bueno, por las buenas; por las malas, no me sacarás nada. Por las buenas yo te doy el corazón.
—Otro tema que sé que le gusta mucho y le apasiona: el horóscopo. Me han contado que es algo con lo que disfruta. Es Tauro y es un signo de personas...
—Cerradas, cabeza duras, buena gente, transparentes, espontáneos, obsesivos... Creo que eso último es algo malo.
—¿Sabe quiénes son Tauro dentro de la plantilla?
—Sí, Courtois. El otro es...
—No me diga que no lo va a saber...
—Sí, Tiago. Son tipos que son así, como he dicho antes, con esas características, nobles, muy nobles. Si los llevas por el lado de la pasión y la sensibilidad, se entregan. Pero si con un signo como Tauro lo que eliges es no ir de frente, no ir por derecho y no ser sincero, entonces no lo pasarás bien. Si es por las buenas, te dan todo. Por las malas, nada. Así es mi manera de ser.
—Desde que llegó a la entidad acaban de cumplirse dos años y el cambio en el Atlético ha sido sustancial, ya nadie se acuerda de lo del Pupas, de las derrotas y ahora todo el mundo piensa en positivo...
—De verdad que agradezco que muchos se hayan sentido identificados con este Atlético y con nuestra manera de actuar. Es algo bonito. Cuando llegué ya dije que quería recuperar los valores de este club, una entidad que siempre fue competitiva, con un equipo agresivo, fuerte, intenso... He comentado en alguna ocasión que estoy muy contento porque veo que el equipo está respondiendo en este sentido. Y eso me hace feliz. Pero, por lo demás, nosotros no queremos mirar atrás y sí pensar en lo que tenemos por delante. Hay que mirar hacia adelante para no distraernos y no salirnos de nuestro objetivo. Ya llegará el momento de pensar en lo que hemos conseguido y en lo que hemos podido disfrutar con este equipo. Pero ahora mismo no es el momento de pararnos en todo ello.
—A los aficionados del Atlético les quita el sueño que Simeone pueda dejar el Atlético por la selección argentina. Prefieren que se vaya alguna figura, pero nunca usted y me pregunto si existe de verdad ese temor con Argentina o es algo infundado...
—La selección argentina está muy bien, tiene un gran entrenador y afronta un Mundial importante. Entiendo que apresurarse a hacer una declaración en torno a algo que no hay no tiene sentido. Lo que sí puedo opinar es lo que me gustaría. Y sí me gustaría tener un proceso en la selección en un futuro cuando tenga más experiencia y haya vivido más situaciones de las que ahora estoy viviendo. El lugar del seleccionador es un lugar como el que tiene España con Del Bosque, un hombre grande, con historia, con batallas, con muchas experiencias vividas.... Yo me siento más de campo, soy joven y necesito del día a día, del campo y eso la selección no te lo da.
—¿Qué es lo que le pide al nuevo año?
—Salud. Sobre todo salud. Nosotros somos unos privilegiados y hay personas que no lo están pasando muy bien, por lo que no sería justo pedir más cosas que salud. Para todos. Donde estamos no podemos pedir más, no sería justo.