Darío Pignata
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Para Claudio Gugnali, Santa Fe siempre está cerca. Cualquier excusa, vale. Y se viene como hace algunos días al casamiento de la hija de un amigo. En la comodidad de la sala de reuniones del tradicional Hotel Castelar, la charla consumió una hora larga con el ayudante de campo de la Selección Argentina. Un tema no futbolero consumió varios minutos: “Che, Darío, qué tremendo es ese momento cuando quedás mano a mano con el Papa. Yo no sabía qué decir, Sabella tampoco. Calculo que a vos y a Quique les pasó lo mismo”.
Impactado por el Messi Fest en el último derby español, admite que “cuando juegan Real Madrid y Barcelona, soy hincha del Barsa, por Messi. Será que a medida que más lo conozco, me doy cuenta de la humildad que tiene. Me cansé de verlo en Europa y te digo algo: cuando la agarra Lionel entra una electricidad en el estadio. A los rivales, les genera temor cuando los encara. Los deja indefensos, es único”.
— La frase “ponelo arriba y que haga lo que quiera” me suena demasiado primitiva para estos tiempos que corren, aun admitiendo que Messi puede jugar en cualquier posición ofensiva. ¿Dónde va a arrancar parado?
—Yo creo que él puede ganar las posiciones intermedias. Ni punta, ni extremo. En Barcelona, todos tienen buen pie, la van moviendo y mientras la mueven, Lionel va buscando ese espacio que le permite dañar. Lo letal lo hace él. El gran trabajo de nosotros pasa por ahí: que la Selección circule y circule hasta encontrarlo. Para mi gusto, debe arrancar del medio hacia la derecha.
—¿Y el funcionamiento?
—Hay que ayudarlo con las diagonales de Pipa, de Agüero y generar la llegada de Di María del otro lado para que Messi elija el mejor pase. O bien, con la preocupación de las diagonales para los defensores rivales, que llegue al uno contra uno. Ahí, Lionel te mata.
—Me pongo en abogado del diablo: ¿qué tiene que hacer Messi cuando la Selección no tenga la pelota?
—Ese es un tema que no es fácil. Todos los delanteros deben recuperar posiciones y acercarse a los volantes. Ale trabaja mucho con eso, le gusta el equilibrio. Al habilidoso, no le gusta marcar ni bajar con marca. Messi tiene la frescura de la infancia: cuando no tiene la pelota, se aburre. Es sólo pedirle “vení 10 metros para atrás”.
—No debe ser fácil decirle al mejor del mundo que haga algo que no le gusta...
—Tratándose de Lionel, lo mejor es la humildad, la esencia. No es fácil ser el uno en este momento de la sociedad. El siempre va donde lo mandan, nunca dijo “profe, cuál es mi pieza”. Es uno más en la delegación. Nunca lo escuché quejarse de las comidas, de los lugares. Es admirable.
—¿Cómo llegamos al Mundial?
—Tenemos que tener el equilibrio y la sabiduría de no encandilarnos porque tenemos arriba lo que tenemos. Si Passarella no hubiera sido presidente de River, Ale nunca se hubiera largado solo a dirigir. Sabella lleva sacados el 70 por ciento de los puntos. Nosotros nunca perdimos dos partidos seguidos en la Selección. Perdimos muy poco: de 32 partidos, ganamos 19, empatamos 9 y perdimos 4, de los cuales 2 fueron con la Selección local. No es excusa, pero Brasil fue con Neymar, Pato y varias figuras; nosotros fuimos con los chicos de acá.
—Se los nota muy convencidos como grupo de trabajo...
—Uno no debe traicionarse a sí mismo y ser feliz con la manera que uno elige. Su punto máximo como DT fue haber jugado con el mejor Barcelona en Abu Dabi: estuvimos 88 minutos de los 90 ganando 1 a 0 y nos empataron de la manera que Guardiola nunca trabajó: con un pelotazo a la olla. Esa fue la perfección táctica: cortó todos los tándem. Nunca nadie lo vio en un partido tan desalineado a Guardiola.
—Casi todos los supuestos titulares están alineados posicionalmente entre sus clubes y la Selección, menos Mascherano.
—Mirá, Mascherano es un crack, de una cabeza durísima, una personalidad enorme. Es tan seguro de sí mismo que se da el lujo de jugar de líbero en el Barcelona. No es el estereotipo del defensor, pero para nosotros es uno de los mejores volantes centrales del mundo.
—Parece que algunos se emocionan sumando los goles de los cinco delanteros...
—A mí me emociona la generosidad de Palacios: es enorme su despliegue en el Inter y corre por los que no corren.
—La última... ¿qué pasa si lo salen a marcar a Messi hombre a hombre?
—Estando él bien, es imposible. En algún momento la va agarrar... al primero lo limpia enseguida. Yo siempre le digo a Ale —por Sabella— que tenemos la bendición de tener al mejor del mundo, porque Messi juega para la Argentina. Una vez más como antes pasó con Diego, el mejor del mundo es argentino.