Como ya ocurriera la pasada temporada en las dos visitas a Sevilla, el Granada ayer dio un golpe de timón en su negativo recorrido por Primera División para mostrar las cartas más importantes de su baraja y salir de los puestos de descenso, aunque sea momentáneamente. El equipo de Juan Antonio Anquela se sobrepuso a todas las críticas y volvió a mostrar evidencias de mejoría y de una conjunción que no se veía desde la salida a Mallorca de hace más de un mes.
La baja de última hora de Siqueira, quien no pudo viajar a Sevilla por un proceso febril, no fue mayor contratiempo para los rojiblancos, que salieron convencidos desde el principio a por la victoria, aprovechándose, además, de un mal encuentro del Betis. La tan machacada frase en Los Cármenes de ‘debilidad defensiva’ se perdió en este desplazamiento y el equipo fue un bloque en las distintas transiciones, siendo el ataque fundamental para ahogar la salida de balón verdiblanca y la consistencia en el centro de la defensa –donde tampoco pudo estar Mainz por lesión- marcó un partido casi de sobresaliente para los granadinistas.
Si a eso se le suma que los goles entraron, a pesar de marrar otras muchas oportunidades que pudieron a ver sentenciado el encuentro con 0-1, el partido fue un claro ejemplo de lo que Anquela busca en este conjunto: humildad, trabajo y fácil reconocimiento de a qué juega su equipo.
Y si hay que destacar algún nombre propio –se podría hacer con varios-, nos quedamos con el de Dani Benítez, un futbolista que ayer representó a la perfección el brazalete que portó en su brazo izquierdo. El extremo mallorquín evidencia en estos dos partidos que lleva actuando una madurez futbolística que hasta la fecha no había evidenciado. Cumple su cuarta temporada en Granada y la sanción que ha tenido que cumplir por el botellazo a Clos Gómez parece haberle calmado. Ofensivamente fue fundamental, participando activamente en la consecución de los goles, pero sobre todo ha aportado mayor seguridad defensiva a la banda izquierda, permitiendo la subida por sorpresa de su lateral, algo que se ha convertido en característica principal en el sistema rojiblanco.