La presidenta Cristina Fernández fue recibida ayer por el papa Francisco en la Casa de Santa Marta, en el Vaticano, en un encuentro que se extendió por más de dos horas donde intercambiaron presentes, dialogaron sobre la situación económica mundial y el Papa instó a la “unidad de los países de América del Sur”.
“Tuvimos una charla muy buena, como siempre”, relató la mandataria, y reveló que el pontífice realizó una “apelación muy fuerte para mantener la unión de los pueblos de América del Sur”, pero evitó referirse a la situación en Venezuela.
Según Cristina Fernández, Francisco “tiene como objetivo fundamental, independientemente de los distintos matices de los gobiernos, que la región se mantenga unida, solidaria, y hablando permanentemente entre todos nosotros”, y en ese sentido trazó como ejes del diálogo “la exclusión” que “genera la economía capitalista” y la necesidad de mantener “la paz y la concordia en el mundo”.
Poco antes de embarcarse rumbo a Francia, donde continuará su agenda oficial hasta el jueves, la Presidenta señaló que al Papa “le desvela el tema del trabajo y de la desocupación de la juventud, con cifras alarmantes sobre lo que pasa en Europa”.
Durante la reunión, el Papa le obsequió a la Presidenta la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, un documento que le dice “no a la inequidad que genera violencia” y que Fernández de Kirchner sugirió leer. Esta fue la segunda audiencia privada que el Papa le concedió a la Presidenta.
La jefa del Estado llegó retrasada a la audiencia tras sufrir un esguince de tobillo mientras caminaba en la habitación del hotel donde se alojó en Roma y descendió del automóvil oficial con dificultades para caminar por la férula que llevaba, explicó ella misma a la prensa.
“¡Qué mala pata!”, fue lo primero –relató luego la Presidenta– que le expresó Francisco. La Presidenta aclaró que se trata de “un esguince de primer grado”. En el marco del encuentro, la Presidenta le obsequió al Sumo Pontífice un libro con una imagen del expresidente Néstor Kirchner en la tapa; un termo del Bicentenario y un cuadro de la Virgen Santa Rosa de Lima, pintado con vino Malbec argentino por un artista de Mendoza.
El secretario de Culto, Guillermo Oliveri, destacó la buena relación y el excelente clima entre el papa Francisco y la Presidenta, al finalizar el encuentro mantenido por ambos este mediodía en el Vaticano, el tercero desde la asunción del sumo pontífice. En ese sentido, Oliveri –quien participó de la actividad– resaltó que, en todos los encuentros, siempre sobresalió “el buen humor de ambos”, al señalar que se trata de “dos personas que se aprecian mutuamente y que pueden dialogar”.
En ese sentido, indicó que el clima de cordialidad y entendimiento “tiene que ver poco con lo que muestran los medios”.
Agregó que ambos “son líderes que tienen una mirada común”.
Mañana, Club de París
Cristina Fernández se dirigió inmediatamente hacia el aeropuerto de Fiumicino, para volar a París, Francia, donde se verá mañana con su par François Hollande y donde inaugurará el Salón del Libro, dedicado a la Argentina en esta ocasión.
“No a la inequidad”
Exhortación. El papa Francisco le entregó su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” a Cristina Fernández, quien sugirió leerla.
“Idolatría”. En esa exhortación, el Papa rechazó la economía de la exclusión, la idolatría del dinero y las desigualdades que engendran violencia, como basamento de la inseguridad y que pueden provocar “una explosión” social.
Textual. “Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo”.