BUENOS AIRES (NTX)._ Miles de personas realizaron hoy un "cacerolazo" nacional contra el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en una de las jornadas de protesta más importantes de los últimos años.
La oleada de calor no amilanó a los ciudadanos que se concentraron con banderas y cacerolas en los principales puntos de Buenos Aires y, en menor medida, en el resto de las ciudades del país.
Al igual que lo hicieron el pasado 13 de octubre, los manifestantes no enarbolaron una demanda única, ya que sus quejas oscilaron entre la inseguridad, la corrupción y un posible intento de reelección de la mandataria.
Fernández de Kirchner permaneció en la residencia presidencial de Olivos, en donde se reforzó la seguridad ya que también ahí hubo concentraciones de personas indignadas con su gobierno.
El carácter masivo de la marcha no fue sorpresivo, ya que comenzó a convocarse luego de la exitosa afluencia que tuvo la primera, y esa sí inesperada, protesta del 13 de octubre, y que fue impulsada desde las redes sociales.
En esta ocasión, los políticos y los medios opositores reforzaron la campaña para que los ciudadanos inconformes con el gobierno se sumaran a las movilizaciones.
Desde las siete de la tarde el centro de Buenos Aires comenzó a colapsarse ante la llegada de miles de personas que portaban carteles con demandas como "queremos respeto" pero que a la vez insultaban a la presidenta.
Algunos de ellos pedían respeto a la Constitución, aunque exigían que Fernández de Kirchner, elegida constitucionalmente para gobernar hasta el 2015, dejara el cargo "porque está loca".
Otros criticaban al gobierno por no dar conferencias de prensa y denunciaban los "ataques" a la libertad de expresión, pero se negaban a hablar con los periodistas para que no "manipularan" sus declaraciones.
La manifestación fue protagonizada principalmente por un sector de la clase media que ha sido criticado por el oficialismo, ya que no demanda necesidades básicas como trabajo, salud y alimentación.
Además, la marcha probó el clima de polarización que se ha acentuado en la vida política del país desde 2008, cuando comenzó a incubarse la fuerte división entre kirchneristas y antikirchneristas que ahora domina el debate público.