La policía turca recuperó el martes por la mañana el control de la Plaza Taksim de Estambul, ocupada por manifestantes que desde hace 12 días exigen la renuncia del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, en la víspera de una reunión con representantes de la contestación.
Sin embargo, al promediar la mañana continuaban los enfrentamientos en la plaza, donde la policía rechazaba regularmente a los manifestantes disparando granadas lacrimógenas o usando los cañones de agua.
Poco antes de las 08H00 (05H00 GMT), elementos de las fuerzas de seguridad con equipos antidisturbios se apoderaron de la plaza emblemática del centro de la megalópolis turca, rechazando a varias decenas de contestatarios que habían pasado la noche allí.
Las fuerzas de seguridad dispararon varias salvas de granadas lacrimógenas y utilizaron cañones de agua.
Inmediatamente, decenas de jóvenes con cascos y máscaras de gas reaparecieron detrás de las barricadas levantadas en las calles aledañas y respondieron lanzando piedras y cócteles Molotov.
"Nosotros lucharemos, queremos libertad. Somos combatientes de la libertad", declaró a la AFP uno de ellos, Burak Arat, de 24 años, que pasó la noche en el parque Gezi, un pequeño jardín público cuya destrucción anunciada provocó el 31 de mayo la sublevación antigubernamental que actualmente agita a toda Turquía.
Hasta este martes, la policía se limitó a ocupar Taksim, pero no intervino en dicho parque, donde cientos de militantes que lo ocupan fueron despertados, incrédulos, por la intervención de las fuerzas del orden, constataron los periodistas de la AFP.
"Nuestra intención es sacar los carteles y los dibujos de la plaza. No tenemos otro objetivo", aseguró el gobernador de Estambul, Huseyin Avni Mutlu, en su cuenta Twitter.
La policía se dirigió a los ocupantes con megáfonos para confirmar que no entraría al parque.
Las fuerzas del orden habían salido de la Plaza Taksim el 1 de junio, luego de casi 24 horas casi ininterrumpidas de enfrentamientos con cientos de manifestantes, convocados por las redes sociales para denunciar la brutalidad policial en la evacuación del Parque Gezi en la madrugada del 31 de mayo.
Varios cientos de manifestantes asociativos lo ocupaban desde hacía varios días par denunciar el arranque de los 600 árboles del parque en el marco de un controvertido proyecto de acondicionamiento de la Plaza Taksim.
Desde que la policía se retiró, la Plaza Taksim recibe todos los atardeceres a miles de personas, y algunos días decenas de miles, que exigen la renuncia del jefe del gobierno islamista-conservador, acusado de excesos autoritarios y de querer "islamizar" a la sociedad turca.
La simbólica recuperación de la Plaza Taksim tiene lugar un día después del anuncio de un encuentro, previsto el miércoles, entre Erdogan y representantes de la contestación, a los que el jefe del gobierno calificó de "saqueadores" y "extremistas".
"Nuestro primer ministro dio cita a algunos de los grupos que organizan esas manifestaciones", declaró el lunes al anochecer el viceprimer ministro Bülent Arinç al terminar el consejo de ministros. "Nuestro primer ministro escuchará lo que tienen que decir", añadió.
Al mismo tiempo que anunciaba este primer gesto concreto de Erdogan para calmar los ánimos, Arinç agregó que "las manifestaciones ilegales ya no (serán) toleradas en Turquía", abriendo el camino para la intervención del martes por la mañana.
El primer ministro, seguro del respaldo de la mayoría de los turcos, adoptó un tono muy firme desde el comienzo de la crisis, señalando que los contestatarios debían esperar a las elecciones municipales de 2014 para manifestar su descontento.
En 2011, su Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP), surgido del movimiento islamista, obtuvo 50% de los votos.