Ramón Díaz es Ramón Díaz y no hay con qué darle. Aún sin tener un equipo con figuras, el riojano se las ingenió para poner a su equipo entre los cuatro mejores del torneo. Sorteó a Argentina y Uruguay, en primera fase, y ahora a Brasil. No perdió con ninguno y siempre remontó los partidos pese a empezar perdiendo.
Para muchos no gusta, pero es un equipo práctico, guste a quien le guste. Este Paraguay tiene el talento innato de sus atacantes y además, no tiene vergüenza de cortar el juego, de pegar y hasta de hacer tiempo.
El equipo guaraní salió con su clásico estilo a hacerle sentir el rigor al rival. Pierna fuerte y mucha intensidad buscando cerrarle los espacios al equipo de Dunga. Brasil no se achicó. Bancó, también raspó y encima, se encontró con un golazo propio del Brasil de otras generaciones. Robinho la arrancó y él mismo la terminó. Gol y tranquilidad para un equipo que se dedicó el resto del partido a controlar el balón y hacer correr el tiempo.
En el complemento, la balanza se inclinó para el otro lado. Paraguay puso en aprietos a la verdeamarela. Jugó cada pelota al límite y abrió la cancha con sus volantes. En varias oportunidades, falló en el último toque y eso le salió carísimo. Además, el arquero norteño se transformó en figura y tapó hasta al aire.
Brasil se replegó atrás y decidió esperar. El tema es que cada vez que tomaba la pelota, parecía que podía caer el segundo tanto. Así, el juego se hizo de ida y vuelta y mantuvo la incertidumbre hasta el final.
Los minutos corrieron, la ansiedad se apoderó de Paraguay y el partido se iba. Parecía que la clasificación estaba sellada para Brasil, pero un tonto penal de Thiago Silva (saltó con la mano arriba y tocó la pelota), le permitió a Derlis González poner el 1 a 1. Los minutos finales tomaron gran dramatismo y los dos tuvieron chances para llevarse la victoria, pero el partido se fue a los penales. Allí, Paraguay tuvo mayor eficacia y se llevó la clasificación.
Paraguay, silbando bajito, con un generación que no brilla como en otras décadas y con un entrenador que recién agarró el mando, se metió entre los cuatro mejores equipos de la Copa América.
Ahora se viene la más fea: Argentina. Mientras tanto, en Paraguay se rompen las gargantas con el famoso cántico que tantas veces sonó en el Monumental de Núñez: “Oi, oi, oi, oi, oi, oi, es el equipo de Ramón, oi, oi, oi, oi, oi, oi, es el equipo de Ramón”.
BRASIL 1 (3)-1 (4) PARAGUAY
Estadio: Municipal Alcaldesa Ester Roa Rebolledo (Concepción).
Árbitro: A. Cunha (Uruguay). Asistentes: M. Espinosa (Uruguay) y C. Pastorino (Uruguay). Cuarto árbitro: J. Argote (Venezuela).
Brasil: Jefferson; Dani Alves, Thiago Silva, Miranda, Filipe Luis; Fernandinho, Elías, Willian (60' Douglas Costa); P. Coutinho, Firmino (69' Diego Tardelli) y Robinho (87' Everton Ribeiro). DT: Dunga.
Paraguay: J. Villar; B. Valdez, P. Da Silva, P. Aguilar, I. Piris, D. González, V. Cáceres, E. Aranda (77' O. Martínez), E. Benítez (84' O. Romero); N. Haedo Valdez (74' R. Bobadilla) y R. Santa Cruz. DT: R. Díaz.
Goles: 14' Robinho (B) y 71' D. González (P).