La Comisión de las Naciones Unidas contra la Corrupción en Guatemala (Cicig) lamentó este lunes el suicidio del magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) César Barrientos, quien en 2012 revocó 53 condenas de pena de muerte.
"La Cicig lamenta profundamente el fallecimiento del magistrado Barrientos (....). Expresamos a la familia, sus amigos y colegas del Organismo Judicial toda nuestra solidaridad en estos momentos de dolor", indica el ente internacional en un comunicado.
"Reconocemos y exaltamos el aporte que hizo al sistema de justicia guatemalteco y al fortalecimiento del estado de derecho durante su larga carrera", agregó el organismo.
La Cicig es una entidad que desde 2006 colabora con el Estado guatemalteco en el esfuerzo por combatir la impunidad, estimada en un 70% de los casos que llegan a los tribunales, así como la infiltración del sistema de justicia por parte del crimen organizado.
A las manifestaciones de pesar se sumó el presidente Otto Pérez, quien aseguró que Barrientos "aportó muchísimo no solo al Organismo Judicial sino al país".
De acuerdo con la versión de familiares, Barrientos se suicidó en la parte trasera de su automóvil en el municipio de San Francisco Zapotitlán, Suchitepéquez, unos 170 km al sur de la capital.
Barrientos le pidió a su chofer y a un guardaespaldas que lo dejaran solo en el automotor porque tenía que hacer una llamada telefónica. Minutos después escucharon un disparo. Fue llevado a un hospital público de la ciudad de Mazatenango, donde murió.
En 2012, la Cámara Penal de la CSJ, a cargo de Barrientos, revocó las 53 sentencias de pena de muerte dictadas en el país que existían alegando que habían sido determinadas violando el "debido proceso" de los reos y estableció condenas de 50 años de prisión, la máxima sentencia de cárcel en el país.
El magistrado estuvo recientemente involucrado en una polémica luego que su hijo, César Barrientos Aguirre, fue capturado y procesado por un caso de prostitución con menores de edad.