Si hay algo que no se puede negar es que las PASO trajeron todo el color típico de las elecciones en Argentina. Denuncias de traición, declaraciones de fidelidad absoluta, un mundo dividido en titulares y suplentes (como el que propone la Presidente) y senadores como Aníbal Fernández que reiteran su llamado al diálogo. “Me importa un c… los votos que sacaron los otros (sic)”, bramó el funcionario de espeso bigote.
Del sincericidio de Mario Ishii, ex intendente de José C. Paz (hombre del riñón K), quien reconoció que el Gobierno recibió “una c… a palos tremenda (sic)” en la Provincia, a manos de Sergio Massa, pasamos a la cero autocrítica de la Mandataria.
En otros tiempos, la legitimidad absoluta, entendía el Kirchnerismo, estaba dada por el 54% de los votos obtenidos. Hoy, ésta viene de haber ganado en la Antártida, un destino que concentra 122 sufragios. “¿Ustedes se acuerdan que en cada elección el primer resultado que pasaban era el de la Antártida, porque siempre perdíamos nosotros en la Antártida? Bueno, ayer a las siete de la tarde me enteré que habíamos ganado nosotros. No lo habían pasado en ninguna parte”, dijo la Presidente ante el público que escuchaba su discurso. Cristina no sólo corrió el foco del resultado electoral, sino que recordó que son pocos los que tienen el piné para sentarse en la “mesa grande de negociaciones” de la Argentina. Claramente, a Massa lo ubica en el banco de suplentes.
“Quiero a los titulares para discutir, quiero a los directores técnicos para discutir, los suplentes no me sirven”, desafió, e hizo un llamado a tres actores: bancos, industriales y sindicatos.
Respecto del primer rubro, el cortocircuito estaría con Jorge Brito, titular del Macro y de ADEBA (Asociación de Bancos Privados) a quien sectores del oficialismo le adjudican haber apoyado la campaña de Massa. Los dardos envenenados también apuntan al ex titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), José de Mendiguren, quien forma parte de la lista del Intendente de Tigre.
LA VERDAD DE LOS FRÍOS NÚMEROS
En Wall Street tomaron los resultados electorales como una señal de cambio y los ADRs (acciones argentinas) volaron. Grandes jugadores del mercado entraron al ruedo y no sólo se dispararon las cotizaciones, sino también los volúmenes operados.
Sin embargo, y más allá del folclore y de la derrota del Kirchnerismo en lugares clave como Provincia, Capital, Mendoza, Córdoba y Santa Fe, vale aprender de la historia. El oficialismo ya tuvo un revés en las urnas en 2009 y no hubo cambios en las políticas económicas. No sólo continuó la intervención del INDEC con la manipulación de estadísticas, sino que un par de años más tarde llegó el cepo cambiario como parche ante la escasez de dólares que propiciaban la fuga y la importación de energía.
Los que escuchamos el discurso de la Presidente el miércoles no podemos inferir que vaya a haber un combate serio a los principales problemas económicos del país.
Dejemos de lado las chicanas políticas, las peleas de corporaciones -que como ciudadanos no nos cambian la vida- y vamos a los números.
Además de los problemas cambiarios y de la inflación, llama la atención la dependencia del Gobierno de los fondos del Banco Central.
La recaudación creció en el último cuatrimestre un 30% interanual (4,5 puntos más que en el primer trimestre del año). A pesar de que esta importante fuente de ingresos creció, incluso pareciera que por encima de la inflación, el financiamiento del Ejecutivo a través del Central se disparó en los últimos 3 meses.
El Gobierno ya utilizó un 80% de lo permitido por la Carta Orgánica. Desde mayo aumentaron $ 26.000 millones, lo que llevó el stock a $ 157.730 millones.
El gráfico a continuación es más que elocuente al respecto:
¿Qué explica la mayor necesidad de financiamiento?, se pregunta la consultora Analytica. Su respuesta es que “el déficit energético impacta significativamente no sólo en la balanza comercial sino también sobre las cuentas fiscales. Hasta junio, los subsidios al sector energético aumentaron $ 13.800 millones (+62,5% interanual). Por ejemplo, CAMESSA ya recibió el total de la partida que tenía asignada para todo 2013. A diferencia de lo que se podría esperar en un año electoral, los subsidios sociales se incrementaron 27% interanual (los pertenecientes al Ministerio de Desarrollo Social sólo lo hicieron 10% interanual). La ejecución presupuestaria de estos programas apenas llega a 46%, previéndose un incremento del gasto social en la segunda mitad del año, de cara a las elecciones de octubre”.
EL GOBIERNO Y SUS TEMAS PENDIENTES
Las elecciones tuvieron su resultado y plasmaron la necesidad de un cambio por parte de la sociedad. Sin embargo, quedan dos años de este Gobierno y algunos puntos económicos merecen ser revisados ahora.
Usted sabe mejor que yo la distorsión que produce el no tener estadísticas confiables. Hoy los privados dicen que en julio el costo de vida trepó 2,5% mientras que el INDEC habla del 0,9%. No sólo se provoca un default virtual de los bonos que ajustan por CER (algo no muy serio), también es una variable que complica precios y salarios. El cepo al dólar eliminó uno de los vehículos tradicionales de ahorro de los argentinos y los Cedines son parches, criaturas de un Gobierno que no puede resolver la falta de confianza en el peso y una balanza comercial -que si no es por medio de las trabas a las importaciones- no encuentra su equilibrio.
La clase media espera por una actualización del mínimo no imponible de Ganancias y en los últimos años nos posicionamos como líderes en presión tributaria. Esto quiere decir que entre el 47,2% y el 56,2% del año trabajamos para el Estado, dependiendo de nuestro nivel de ingresos. Somos el país con mayor presión de la región y ya superamos al promedio de los desarrollados. Si me pregunta a mí, yo no siento que tenga las contraprestaciones de Suecia…
Independientemente de lo que suceda en octubre, dejar de ver los temas pendientes de resolución sería algo peligroso. En la famosa “Dékada Ganada” los precios se multiplicaron por 5,37, mientras que el PBI por 1,75. “5,37 por 1,75 es igual a 9,4. El dinero creció por 10. Emisión genera inflación”, recuerda el economista José Luis Espert en su cuenta de Twitter.
Ya lo ve, no somos Estados Unidos. La emisión tiene consecuencias que sólo nos complican a nosotros.
Barrer debajo de la alfombra tiene su precio.
Para seguir debatiendo éste y otros temas de la economía argentina lo invito a seguirme en Twitter (@IgnacioRos).
Le deseo un excelente fin de semana.
Saludos,
Ignacio.
P.D.: Las condiciones de la economía cambian día a día en nuestro país. Si lo que quiere es encontrar recomendaciones de inversión para eludir el “riesgo argentino” suscríbase a la revista InversorGlobal, haciendo click acá.
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