Nicola Costantino, representante argentina en la Bienal de Venecia

 
Escena de la vida pública de Evita, según la artista. Foto: Cancillería

Nicola Costantino será la representante argentina en la 55° Bienal de Venecia. Anticipado por LA NACION, fue confirmado ayer por la embajadora Magdalena Faillace, directora de Asuntos Culturales de Cancillería.

Una secuencia de instalaciones visuales en las que la artista rosarina luce como una reencarnación de Eva Perón ocupará a partir del 1° de junio el Pabellón Argentino en los Arsenales venecianos. El comité asesor, integrado por Adriana Rosenberg, Jacobo Fiterman, Rosa Ravera y Guillermo Alonso, entre otros, dio el visto bueno para la elección, que contó con la aprobación del canciller Timerman y el sí definitivo y enfático de la Presidenta. Era la puntada final para cerrar el proyecto de un envío de alto voltaje político y enorme atractivo visual, como ha sido siempre la obra de la artista nacida en Rosario en 1964. A Cristina Kirchner le gustó el giro audaz de las imágenes que juegan metafóricamente con el ideario político y la carga emotiva de una figura clave de la historia argentina del siglo XX.

Un triunfo para Rosario por partida doble, porque el curador será Fernando Farina, docente y crítico, con muchos pergaminos en su haber. Es director del Fondo Nacional de las Artes, fue secretario de Cultura de Rosario, director del Museo Castagnino, fundador del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro) y curador del Espacio YPF mientras duró la gestión Eskenazi.

En el lobby de la torre de Puerto Madero proyectada por César Pelli, Costantino-Farina presentaron Trailer, una ambiciosa instalación que ponía en juego muchas de sus obsesiones y ambiciones. Nicola ha recorrido un largo camino en una carrera sostenida a fuerza de talento, riesgo y enorme compromiso, hasta el punto de ser ella misma la imagen de su propia obra, al igual que la norteamericana Cindy Sherman. En este caso será la reencarnación de Eva, en una entrega performática asociada a momentos y escenas de su vida pública.

La serie que la lanzó a la fama se llamó Peletería humana, y en ella creó tapados, vestidos y diseños con un textura símil piel, con pezones marcados en la superficie y cuellos de pelo natural. Por esas piezas fue seleccionada para el envío argentino a la Bienal de San Pablo curada por Paulo Herkenhoff.

La muerte, el consumo, la moda y los alimentos marcaron a fuego una obra hecha de provocaciones, juegos peligrosos y exacerbado cuidado estético. Formada en Rosario y contemporánea de Fernando Farina, Nicola Costantino llega a Venecia con los laureles ganados en una carrera de repercusión internacional, con el apoyo de Orly Benzacar, su galerista por años, y una capacidad única para atravesar con su mirada temas banales e interesar al alto coleccionismo.

Desde sus comienzos, en 1994, junto a Pablo Suárez y Luis Tatato Benedit, plantó bandera forzando los límites de lo políticamente correcto. Años atrás tuvo que salir en defensa de su obra cuando presentó en Malba Savon du corps, piezas de jabón hechas con la grasa extraída de su cuerpo en una lipoaspiración. Siempre un paso más adelante, la rosarina no se durmió en los laureles.

A partir de su encuentro con Gabriel Valansi, en 2006, incursionó en la fotografía y en la cita de obras famosas con ella como modelo, así fue La mujer del suéter rojo, de Berni, rosarino como ella y ganador del Premio de Grabado en la Bienal de Venecia de 1962. Le toca ahora "estrenar" el pabellón que la Argentina supo conseguir por dos décadas.

Con una instalación mediática, asociada a la icónica figura de Evita y con el sí de la Presidenta, Nicola Costantino se prepara para dar el paso más importante de su carrera..

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