Negocios con Argentina

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Humberto Vacaflor Ganam

Para recibir de Bolivia todo el volumen de gas natural comprometido en 2006: es decir 27,7 millones m3/d, Argentina necesita construir un gasoducto que costaría US$ 1.000 millones, pero desde entonces no lo construye.

Las autoridades argentinas hablan de su intención de completar el ramal sólo cuando hay alguna elección próxima en Bolivia, quizá como un mensaje solicitado por el gobierno boliviano para los electores, pero luego todo se olvida.

Ahora, nueve años después de aquel compromiso, está claro que Argentina no quiere invertir en ese ducto porque 1) no confía en las reservas bolivianas o 2) porque sabe que el precio del gas natural licuado que llega por buque está cada vez más bajo.

Algunas petroleras, quizá con algo de ingenuidad, dicen que están aumentando su producción para poder abastecer la demanda argentina, como si no supieran que el actual ducto no puede recibir más de 17 millones m3/d.

Para completar el volumen ofrecido se necesitan 10 millones m3/d adicionales, un volumen que no existe en este momento. Si el ducto se completara y Bolivia no pudiera enviar el volumen comprometido, Argentina cobraría el “deliver or pay” (el precio del gas no entregado) más una multa de 15%.

Hace 25 años, cuando Argentina no podía pagar el precio del gas que recibía de Bolivia, se llegó a un acuerdo, por el cual el pago se haría en una maquinaria agrícola.

Esa maquinaria nunca llegó a Bolivia, en una situación parecida a las barcazas chinas sobre las cuales se sabe ahora que serán recogidas gracias al pago de un misterioso amigo del que no se sabe nada.

Pues ahora, la situación de las cuentas del gas con Argentina es, otra vez, un misterio, un misterio que se hace muy peligroso para Bolivia con todas las noticias sobre la moratorio, o default, de la hermana república.

En estas circunstancias, el que se hable de que el “centro nuclear” será de fabricación argentina y costará US$ 300 millones, suena a cuento argentino.

Ahora que el kircherismo está derrotado, como el chavismo en Venezuela, sería mejor no confiar en este tipo de promesas de pago. Cuando la señora Cristina esté en una situación más incómoda, será difícil que Bolivia reclame por pagos de tan incierto cumplimiento. Uno nunca sabe.

 

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