El presidente Eduardo Vega dijo que las declaraciones del técnico fueron “exageradas”. Hoy hubo reunión de directivos, y luego, “Lalo” tenía previsto juntarse con Mostaza.
El presidente Eduardo Vega, sorprendido por las declaraciones, algo molesto por más que no lo diga contundentemente, y decidido a charlar con Merlo para ver cómo se sigue de ahora en adelante.
Foto: Guillermo Di Salvatore
Enrique Cruz (h)
Las declaraciones de Merlo retumbaron en el ambiente sabalero. Si bien algunos dirigentes las relativizaron (“no dice nada extraño a lo que declaran la mayoría de los técnicos en esta etapa, cuando reclaman por los refuerzos”), hubo un impacto y por eso la reunión de esta mañana entre los directivos y del encuentro que al cierre de nuestra edición se estaba gestando entre el presidente y el técnico. “Me sorprendieron las declaraciones de Merlo pero no estoy enojado con él”, dijo Eduardo Vega, quien explicó que la mayoría de los jugadores que se apuntaron, no vinieron por razones económicas, dando como ejemplo los de Galmarini e Insaurralde, entre otros.
“Merlo exagera, tenemos un buen plantel”, dice el presidente sabalero. Y como dice el dicho —el que calla, otorga— si Merlo salió a hablar fue porque, evidentemente, aquél diagnóstico trazado en diciembre, cuando se juntaron con él por última vez en el año para arreglar su continuidad, no tuvo el correlato en el accionar directriz. Es decir, mientras el técnico pidió cinco refuerzos que lleguen para ponerse la camiseta, hasta ahora apenas “llegó uno de los que les pedí: Pablo Ledesma”.
Merlo sabe que Colón es un club que está condicionado económicamente por la situación en sí y también por un aspecto legal, el del salvataje deportivo, que resulta insoslayable. Los dirigentes están atados a lo que autorice un órgano fiduciario y un juez, que se rigen por cuestiones muy estrictas y por leyes claras. Entonces, sabía de antemano que no iba a ser sencilla la llegada de los refuerzos. Pero esperaba que el mismo esfuerzo que se hizo por un jugador como Ledesma, que no debe ser nada barato, también se lo intente por algunos más para darle el golpe de calidad que Colón necesita.
Está claro también que los dirigentes no quieren cometer locuras en lo económico, algo que parece una constante en toda la dirigencia del fútbol argentino. Será por todo esto también, que Merlo esperó hasta faltando una semana para el comienzo del torneo para decir lo que dijo. Y es posible también —sólo eso, una posibilidad— que los jugadores que lleguen (Clemente Rodríguez en forma inminente, Baroni si se arregla, Guanca y algún otro) no terminen de conformarlo plenamente.
Ya está, Merlo habló y dijo lo que dijo. El tema es cómo se sigue de ahora en más, hasta qué punto los dirigentes están en condiciones de calmar la ansiedad del técnico y de qué manera repercutirán los resultados.
Es cierto que ningún técnico se puede apartar del alivio o la presión que le traen los resultados, pero también es verdad que Merlo es un hombre que puede aportar esa experiencia y sabiduría que le dan los años, pero uno no sabe hasta qué punto se le puede confiar un proyecto deportivo en el que Colón se ha nutrido en estos últimos tiempos de muchos chicos de abajo, hoy protagonistas en el plantel superior.
Si el equipo arranca bien y consigue resultados, es posible que todo esto quede en la anécdota. Si el comienzo no es bueno, evidentemente se tomará, sobre todo desde el punto de vista del técnico, como una consecuencia de todo esto que hoy, a ocho días de la competencia oficial, se está diciendo y reclamando.
Merlo no se hace cargo de ninguno de los otros refuerzos, a excepción de Ledesma, que han llegado al club. Y esto también es preocupante, porque se supone (se supone) que dio el visto bueno, inclusive en puestos en los cuáles necesitaba jugadores de mayor jerarquía. Haber dicho esto, es lo mismo que dejar entender que los dirigentes le trajeron refuerzos sin su autorización. ¿O no?