Mariquita Sánchez de Thompson entre dos amores

ARGENTINA.- Mariquita Sánchez de Thompson y su vida entre dos amores,  es la realidad a la que nuestra heroína tuvo que enfrentarse. Sus magníficas tertulias tallaron en ella las cualidades de anfitriona excepcional en un incipiente país, bordeando de cerca la  independencia. Convocaba a lo más selecto de un Buenos Aires que se despertaba a los vaivenes culturales y políticos, subiéndose a la ola europea.

En efecto las convocatorias de Mariquita Sánchez de Thompson eran plurales y encantadoras. El mundo de la cultura y de la política convergía amenamente en sus salones, donde una graciosa Mariquita daba cuentas de sus excelentes condiciones de "salonniere” vernácula.

Su vida amorosa no fue para nada sosa. A los quince años ya se había comprometido con su primo Martín Thompson, decisión que no fue compartida por sus padres, quienes tenían en la mira un candidato mucho mayor, pariente de su madre.

Ante la negativa de ellos a concederle la autorización y tras pasar un tiempo en un convento, Mariquita obtiene el permiso para casarse con Thompson, previa carta dirigida al virrey Sobremonte, donde ya habla de derechos, brindando conceptos de vanguardia en orden a las causas privadas que son también de orden público.

El fruto de su gran amor se vio coronado con cinco hijos, pero la dicha no fue completa. Martín Thompson se dirigió a Estados Unidos, con la misión de conseguir buques y armas para la independencia próxima a declararse. En eses país, solo y abrumado por los recuerdos de Mariquita, pierde la cordura y muere penosamente en su viaje de regreso a estas tierras.

Triste y desconsolada quedó Mariquita, una viuda joven, en una sociedad donde esta situación no estaba muy bien contemplada. Un año después, vuelve a casarse, esta vez con el representante consular francés en Buenos Aires, Jean Baptiste Washington de Mendeville.

 Con él tuvo tres hijos. Las características de este matrimonio fueron atípicas y  concluyó en 1836, cuando Mendeville fue destinado como cónsul en Quito. Mariquita y sus hijos quedaron en Buenos Aires y nunca más volvió a encontrarse con su marido, que murió en 1863 en Francia.(Redacción El Intransigente)

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