BUENOS AIRES, Argentina._ Contra la reelección y contra los ataques a la prensa. Contra la corrupción y contra la falta de políticas contra la inseguridad. Contra la negativa a abonarle el 82% a los jubilados y contra los ataques a los que piensan diferente. Contra todo, varios miles de personas en todo el país se manifestaron este jueves, repudiando al gobierno de Cristina Kirchner, en la que fue la mayor concentración contra un presidente desde la recuperación de la democracia, en 1983.
La protesta, mejor conocida como "cacerolazo", fue convocada a través de las redes sociales y la asistencia, tal como se preveía, fue numerosa. Arrancó antes de que cayera la tarde en distintos puntos neurálgicos de la capital argentina.
En las avenidas Santa Fe y Callao, en Avenida Rivadavia y Acoyte y en la Plaza de la República arrancaron las manifestaciones, así como en las plazas centrales de cada ciudad del país. "Basta de mentir y de atacar a la prensa", "Cristina dejá el micrófono y ponete el audífono", "la Constitución se respeta, no se modifica", "No a la re-reelección", eran algunos de las consignas que se repitieron en pancartas y en cánticos desde muy temprano. Antes de las 20 horas locales, las avenidas y plazas estaban colmadas de gente y el tránsito en la ciudad convertido en un nuevo caos. En la quinta presidencial de Olivos, en el conurbano bonaerense (desde donde la mandataria siguió la protesta) una multitud continuaba anoche allí ante una fuerte presencia policial.
"Acá nos quedamos hasta que la presidenta nos escuche", repitieron algunos de los manifestantes. La protesta fue la continuación de la que el pasado 13 de octubre tuvo lugar, también en la capital, pero con mucha más gente en las calles que coreaban el ya tradicional "yo no la voté", alternándolo con el himno nacional.
"Soy maestra y quiero que esta presidenta nos escuche. Se siguen cerrando aulas, la violencia es cada vez mayor en la provincia de Buenos Aires y el gobierno sólo responde con oídos sordos", explicó Marta Suárez, docente en un colegio del distrito bonaerense de Quilmes, que desafió los 35 grados para decir presente en La Plaza de Mayo, donde confluyó en la noche la mayoría de los manifestantes.
"Queremos libertad. Yo no quiero ni la prepotencia de los Kirchner ni los intereses de Clarín, quiero que me devuelvan el país en el que me dijeron que iba a crecer cuando era joven", expuso Juan Carlos Guzmán, dueño de una tlapalería en el barrio de Colegiales, quien arrancó su protesta en la Avenida Santa Fe.
La caída en las encuestas y la multitudinaria protesta de ayer conforman un panorama bastante sombrío para el gobierno, teniendo en cuenta que el próximo día 20 enfrenta una huelga general de dos de las tres centrales sindicales en las que se divide el movimiento obrero.
"Es algo más que un llamado de atención para el gobierno, que deberá escuchar a este sector de clase media que sigue saliendo en las calles", opinó el analista Rosendo Fraga, para quien "el dato llamativo es que la protesta no es liderada por ningún sector de la oposición".
Este día la multitud no se reconoció en ningún dirigente de la oposición, lo que volvió a demostrar la grave crisis política que viven los partidos y que enfrenta un gobierno repudiado en las calles.
Unas 350 personas también protestaron ante el consulado argentino en Nueva York.