Por Nicolás Misculin
BUENOS AIRES (Reuters) - Los spots publicitarios del opositor Mauricio Macri invaden la televisión y las radios de Argentina a seis días de un balotaje presidencial con el oficialista Daniel Scioli que podría marcar el fin de 12 años de peronismo de centroizquierda en el poder.
Pero uno de ellos llama la atención. No lo protagoniza el candidato favorito para la segunda vuelta del próximo domingo, sino quien eligió para buscar la gobernación de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, una mujer que representa un quiebre frente a los candidatos tradicionales.
Contradiciendo la mayoría de los pronósticos, Vidal ganó en octubre las riendas de la provincia, convirtiéndose en la primera mujer que gobernará el mayor distrito electoral argentino, hasta octubre un bastión históricamente peronista.
"¿Cómo no ser optimistas? Si cada vez somos más los que no nos resignamos, los que sabemos que podemos vivir mejor", dice Vidal en un spot mientras recorre la provincia junto a Macri.
Vidal no solo sonríe en las pantallas, también acompaña a Macri en actos proselititas en distintos puntos de Argentina. Con un estilo espontáneo y directo, la mujer de 42 años intenta convencer a quienes la votaron a ella pero no a Macri en la primera ronda, que apuesten a la oposición en el balotaje.
Simpática y conciliadora, Vidal aparece como la contracara de los típicos políticos de los suburbios de Buenos Aires, conocidos popularmente como "caciques" por dominar sus territorios con prácticas consideradas poco democráticas.
"La voté porque la vi más creíble que los otros candidatos. Me convencieron más sus propuestas", señaló Liliana Comis, jubilada de 71 años que vive en Vicente López, un suburbio situado al norte de la ciudad de Buenos Aires, y que en el 2011 había votado por la beligerante presidenta saliente Cristina Fernández.
La victoria de Vidal fue un baldazo de agua fría para Scioli, que como gobernador de Buenos Aires le entregará la gestión a la mujer, y para todo el peronismo, que gobernó el distrito por casi tres décadas ininterrumpidas con su extenso aparato que alcanza a los barrios más humildes e inaccesibles.
"Ella es parte central de nuestro equipo y su triunfo es un símbolo nacional de la esperanza y de que las cosas pueden cambiar", dijo a Reuters Marcos Peña, jefe de campaña de Macri y de su alianza opositora Cambiemos.
Pese al alcance y profundidad de las redes peronistas, la simpatía de Vidal contó con la ayuda de la mala imagen que tiene entre muchos habitantes de Buenos Aires el jefe de Gabinete Aníbal Fernández, que fue el candidato del oficialismo en la provincia y, según muchos, el responsable de la derrota.
"Vidal parece muy trabajadora y honesta. Es una buena persona y no confronta como hace el oficialismo", dijo Guillermo Pereyro, un empleado de 51 años también de Vicente López.
REACOMODAMIENTO
La decisión de Macri de subirse a la popularidad de Vidal en tierra bonaerense fue casi obvia: la gobernadora electa logró casi 7 puntos porcentuales más que él como candidato presidencial en la provincia, que concentra el 40 por ciento del padrón electoral total del país.
"Mientras ella ganó por varios puntos la provincia, Macri la perdió frente a Scioli. Su figura se nacionalizó", destacó el analista Rosendo Fraga. "Vidal ha pasado a tener un rol electoral importante junto a Macri en la segunda vuelta, porque no sólo aporta votos bonaerenses sino también nacionales".
Muchos alcaldes peronistas de la provincia que apoyaban al saliente Scioli intentan ahora congraciarse con Vidal, de quien dependerán muchos de los fondos que recibirán cuando cambie el gobierno provincial el 10 de diciembre, según medios locales. La información no pudo ser confirmada por Reuters.
Además, si Macri -actual alcalde de la ciudad de Buenos Aires- gana la presidencia, también necesitarán de sus obras federales de infraestructura para sobrellevar la gestión local.
Para el balotaje del domingo, tres encuestas otorgan una ventaja de entre 7 y 8 puntos porcentuales a Macri sobre Scioli, quien ganó la primera rueda electoral por un margen inferior al previsto por todos los encuestadores.
Pero no todo está dicho.
"Aníbal Fernández traccionó contra Scioli (en Buenos Aires)", explicó la analista Graciela Römer. "La ventaja que tiene Scioli es que los votos que traccionó Vidal ya no existen. Puede ser que Scioli recupere parte de esos votos que perdió".
(Editado por Pablo Garibian)