Juan De la Puente/
Directo y claro, el ex embajador del Perú en Argentina atribuye su salida del cargo a una ofensiva de la derecha extrema peruana desconfiada de UNASUR y Argentina. Reconoce que pudo haber cometido un error en recibir la carta del Movadef pero reivindica décadas de lucha contra Sendero Luminoso. Lynch advierte: ha vuelto y se quedará en la política.
Una cosa es entrevistar a un embajador renunciante y otra a un embajador en funciones. Tu renuncia evidencia una tensión de rápido desenlace. ¿No hubo ninguna posibilidad de acuerdo entre tu punto de vista y el de Torre Tagle?
Yo creo que teníamos el mismo punto de vista sobre mi labor en la embajada del Perú en Argentina. He sido reiteradamente felicitado por el canciller Roncagliolo por mi ejecución eficiente, leal, honorable de las políticas que me han señalado el Presidente y el Canciller. Porque me lo han señalado directamente. Ese no es el tema; el tema es que se ha desarrollado en el país un poder mediático que tiene veto sobre las políticas públicas.
La renuncia es un asunto entre tú y el Estado...
Es que no hay capacidad de los sectores del Estado de superar ese poder mediático en estos momentos; entonces, el poder mediático arma un escándalo en función de un tema que considera puede prender, como ha sido este caso, e inicia una persecución contra una persona o contra una política, un conjunto de políticas. Eso se hace por razones... eso no se hace porque a alguien se le ocurra. Se hace porque hay determinadas políticas o determinadas personas a las que se quiere apartar.
Entre el episodio de la recepción a la delegación de Sendero y la difusión del audio pasaron varios meses…
Yo no he recibido a ninguna delegación de Sendero, eso es una forma abusiva de ponerlo.
Ya, ¿cómo debo de ponerlo?
Yo he recibido una carta de un organismo de fachada de esta organización terrorista y la he tramitado ese mismo día al gobierno peruano. Y me he negado, en su momento, a establecer un diálogo con ellos.
Insistes en que no recibiste a la delegación del Movadef.
Por supuesto que no los recibí.
Me quedo con dos frases tuyas, la primera es señalar que tú no eres quién para juzgarlos. No venía de un diplomático de carrera que podría justificar cierta asepsia. Tú eres un personaje con larga trayectoria política.
Esa ha sido una manera de manipular este audio, yo no me refería a la trayectoria política de Sendero, del Movadef. Los he juzgado en detalle como tú sabes en decenas de artículos y varios libros. Eso contradice mi propia vida política. Yo me refería a que cuando uno recibe una carta, no expresa juicio sobre ella.
Cuando uno recibe una carta no es que esté de acuerdo con el contenido. Yo recibo una carta y la tramito como lo hice con esta carta del Movadef. No porque yo la reciba estoy de acuerdo con la carta.
La segunda frase es que la embajada es la casa de todos los peruanos…
Mira, yo creo que es bien grave que empecemos a aceptar que las embajadas del Perú en el mundo no son las casas de todos los peruanos.
Ese es un buen punto de discusión; el país considera que Sendero es un adversario del Perú. ¿Cómo se compagina esta visión con la de 'la casa de todos'?
Con una cosa muy sencilla... ¿los delincuentes son peruanos?
Sí, lo son.
Los terroristas también. Podemos estar en radical desacuerdo con ellos, una cosa es decir que la embajada del Perú es la casa de todos los peruanos y otra cosa es creer que por eso se convertirá en una madriguera de terroristas. No porque decimos que son peruanos vamos a meternos a la cama con ellos.
Es decir, bajo tu punto de vista, delegaciones de ETA deberían ser recibidas en las embajadas españolas.
Eso lo verá la política de cada Estado. Los diplomáticos de todos los países del mundo visitan a sus presos en las cárceles. No los dejan de visitar porque sean delincuentes.
Recuerdo tu primer libro “Los jóvenes rojos de San Marcos”, de crítica frontal al maoísmo de los setenta. ¿No será que en tu caso se cuestionan una rebaja, tu lucha contra Sendero?
Tengo 40 años de lucha contra Sendero. A mí Sendero Luminoso me amenazó de muerte por escrito, el año ’82. Cuando José María Salcedo, actual periodista de RPP, era editor del diario Marka. Yo trabajaba como reportero y recuerdo que la carta llegó al diario y me la entregó José María Salcedo. A ver a cuánta de esa gente que ahora me ataca y me calumnia los han amenazado de muerte. Te pido que cales la distancia que tengo yo tanto política como humana con Sendero.
¿Qué visión tienes hoy de este Sendero en campaña internacional? Ya que recorre Argentina, Chile y México...
Creo que es una gran farsa. Nos quieren meter gato por liebre y hay que denunciarlos política e ideológicamente. Como lo dice a cada minuto Carlos Tapia, hay que darles el combate político-ideológico y si hay un déficit en la prensa es que no da ese combate político ideológico. Se quedan en el simple rechazo, pero no ahonda en lo que verdaderamente va a vacunarnos contra esa lacra que es el combate político ideológico. ¿Dónde están los partidos que se llaman democráticos? Sean de izquierda, de derecha, de centro.
¿Por qué, según tú, es central retirar a Nicolás Lynch de la embajada del Perú en Buenos Aires? ¿No es más fácil pensar en que lo central es imponer un punto de vista en relación con Sendero?
No, porque soy una piedra en el zapato respecto de dos temas fundamentales que se juegan en Buenos Aires. La primera es relación bilateral con Argentina y el segundo el impulso que el gobierno de Ollanta Humala le da a UNASUR. Y esta derecha extrema considera y juzga que es negativa por sus intereses una relación estrecha con Argentina, con la Argentina actual me refiero, y la presencia peruana en UNASUR.
¿Con tu salida de la embajada, presumes cambios en estos dos temas? O sea, el Perú va a ser menos UNASUR y va a manejar con menos cuidado sus relaciones con Argentina…
No sé, eso sería hacer de ave de mal agüero. Mi deseo es que no sea así. Y llamo la atención sobre el tema para que no sea así. Como lo digo en la carta de renuncia al Presidente ojalá que la política exterior del Perú continúe impulsando esos temas que me parecen centrales. Yo creo que lo fundamental de la política en América del Sur pasa por un eje, y ese eje se llama UNASUR y yo creo que aquellos que quieren establecer ejes alternativos van por mal camino.
¿Un eje anti-UNASUR que implicaría volver al viejo panamericanismo? Yo creo que UNASUR es la valla más eficaz contra el ALBA. ¿Por qué la derecha tendría que estar contra UNASUR?
Mira, yo creo que el problema básico es que hay gente que desconfía de todo proceso de integración. Como lo ha dicho el presidente Humala varias veces: debemos tener una perspectiva desideologizada de la integración. Y yo afirmo y firmo eso. Es un tema práctico el tema de la integración. Si no nos juntamos y afirmamos a partir de nuestra soberanía nacional un espacio común no vamos a conseguir un lugar en el actual desorden mundial, crisis mundial. Necesitamos presentarnos como un bloque político y económico integrado con una conducción política, y eso se llama UNASUR. Y la Argentina juega un rol muy importante en UNASUR con su propio modelo de desarrollo, con su forma de democracia con alta participación cuya relación con el Perú he contribuido a elevar a un alto nivel. Entonces hay una derecha en el Perú que no quiere UNASUR, y que no quiere una estrecha relación con Argentina. Estos problemas deben dejar de decirse en los corrillos.
De cara al futuro, ¿qué harás en el Perú?
Yo soy un militante desde los 16 años. Aquí continuaré la acción por el socialismo democrático. Que los que me calumnian sepan que seguiré.
"Sendero se ha convertido en un negocio en el Perú, en un negocio político de la derecha"
El poder de los medios en el Perú merece una discusión específica pero es evidente que hay un contenido político en tus declaraciones sobre Sendero. Eso supongo que tiene que ser asumido y creo que no lo consideras un error.
Mira, yo creo que eso es secundario. Quizás mi temperamento es distinto del de la mayoría de la prensa en estos momentos. Puede haber sido un error, yo no lo niego; no creo sin embargo que esa discusión sea la más relevante para entender este problema. Yo creo que la clave es el poder mediático que encuentra un motivo de escándalo, lo empaqueta con un equipo especializado. Esto no se le ha ocurrido a un periodista peruano o argentino zahorí. Acá hay un poder que está trabajando para empaquetar patrañas, y esta es una patraña empaquetada.
Hay una diferencia sustantiva entre decir que acá hay un conflicto entre mi punto de vista y el de la prensa que empaqueta, y otro en aceptar un conflicto entre un embajador y el Estado.
No, no ha habido conflicto con el Estado, creo yo. El propio canciller me ha dicho que este es un asunto que estamos llenando de escándalo, y el problema es la repercusión que este asunto ha tenido.
¿No reconoces la existencia de una sensibilidad firme y un consenso nacional sobre el significado actual de Sendero Luminoso para el Perú?
Por supuesto, y se ha escogido bien el tema. Pero mi apartamiento no tiene como origen el problema de Sendero. Sendero Luminoso se ha convertido en un negocio en el Perú, en un negocio político de la derecha peruana. En un negocio no para conseguir eventualmente poner de lado a Sendero. Eso si lo logran como efecto secundario, muy bien, pero ese no es el objetivo fundamental.
Bueno, es un objetivo nacional…
Yo creo que uno de los objetivos fundamentales que debe tener la democracia peruana es terminar con esa lacra. Pero a la derecha, la derecha extrema me refiero, porque también hay una derecha civilizada, lo que le interesa es usar el tema de Sendero para conseguir sus objetivos de hegemonía ideológica y política en el país y afirmar su modelo neoliberal.
Asumamos que este episodio muestra un poder mediático exitoso contra el Estado. Eso también es reconocer una enorme debilidad en un gobierno que representaste hasta hace pocas horas…
Sí, por supuesto. Yo creo que el gobierno de Ollanta Humala se ha debilitado seriamente en su relación con la prensa; el Estado peruano está seriamente debilitado. Esto se puede observar no solo porque le falten reformas fundamentales. Ese es un asunto a reflexionar, ya no por un sector político.