Aunque no se han pronunciado oficialmente al momento sobre la reunión que mantuvieron hoy Mauricio Macri y David Cameron, los kelpers siguen con atención e inquietud las fuertes señales de acercamiento entre Argentina y Gran Bretaña, que podría continuar pronto con la visita de un ministro británico al país, además de legisladores y empresarios. Esta agenda estuvo paralizada por los fuertes choques de los últimos 12 años ante la extrema malvinización del vínculo bilateral. Ambos líderes se mostraron hoy dispuestos a iniciar el deshielo.
Hace unos días, ya en vísperas de la cita, el Gobierno de las Islas tuiteó desde su cuenta el mensaje de la consigna pilar a la que recurrieron junto a Londres después de la guerra de 1982: "El derecho a la autodeterminación y a tener la posibilidad de hablar sobre nuestro futuro es fundamental para la gente de las #Falklands. Cualquier decisión afecta nuestras vidas2, sentenciaron. En realidad, desde el triunfo de Macri, Cameron aseguró que Londres no cambiará nunca su posición sobre las Malvinas, y el Presidente argentino como su canciller insistieron con que el reclamo también se mantendrá vivo.
Pero en las Islas, la confrontación kirchnerista terminó siéndoles tan funcional como la trágica invasión de los militares argentinos de abril de 1982. Básicamente porque les dio razones a los kelpers para victimizarse ante Londres con respecto a la Argentina. Y porque ello justificó siempre su rechazo a cualquier acercamiento al territorio continental. En las Islas hubo posiciones “duras” y no “tan duras”. La dureza de Néstor y Cristina Kirchner –que los trató de “okupas”–, los unió como en los ’80.
Esta semana, la prensa isleña contó que en el último encuentro del Consejo Ejecutivo de las islas, del 13 de enero pasado, los kelpers acordaron adoptar un "Plan de Comunicación Estratégico" para concientizar a la comunidad internacional sobre lo que señalan es su "derecho a la autodeterminación" y los niveles de "autogobierno" que han desarrollado.
En el documento señalaron también que los logros los han alcanzado "a través de una democracia efectiva". Y afirmaron que deseaban "expandir a nivel internacional el conocimiento de las oportunidades para el turismo, el comercio y la ciencia".
Macri, con Cameron, hoy. Reunión en el marco del Foro de Davos.
Algo similiar hicieron en 2013 con el referéndum en el que el 99% de la población –de menos de 3.000 personas- votaron seguir siendo británicos. El referéndum no tiene ningún alcance para la ley internacional. Los kelpers siguen siendo Territorio de Ultramar británico, y su caso se trata en el comité de descolonización de las Naciones Unidas, que cada año suele dar respaldo al llamado al diálogo por su soberanía que pide la Argentina. Pero el referéndum fue una buena arma de propaganda mundial.
El domingo pasado, las redes sociales de las islas ardieron pero por las declaraciones del líder laborista Jeremy Corbyn, quien tiene una posición más dialoguista para con Argentina sobre el tema de la soberanía. Corbyn dijo a la BBC que su país debe reacomodar el diálogo sobre este tema. Inmediatamente desató la ira isleña y ayer le contestó fuertemente el consejero Mike Summers: "El señor Corbyn está claramente confundido sobre el derecho a la autodeterminación y entiendo poco sobre las Islas Falkland".
Summers agregó en referencia a las palabras del líder laborista: "El admite que tenemos derecho a determinar nuestro propio futuro, el cual fue claramente expresado en el referéndum de 2013 por una vasta mayoría, y ahora él parece abogar alguna forma de discusiones (sobre las islas) sin agenda. El piensa que 400 millas de argentina es muy cerca”. Y remató: "Es tiempo de que el señor Corbyn tome nuestra oferta de darle una correcta información de las Falklands que lo ayude a entender de nuestra política como de nuestra geografía".
Hubo, sin dudas, momentos de extrema tensión en las Islas para con el gobierno de Gran Bretaña, contrariamente a la fluidez que se presume en ese vínculo. Quizá, la tensión mayor se remonte a fines de los '60, cuando un grupo de legisladores isleños increpó al gobierno británico, hasta por escrito y a viva vos, por los acuerdos de comunicación con la Argentina que se negociaban y que ya no tenían marcha atrás.
Los '70 serán recordados como los años en los que la Argentina proveyó hospitales, escuelas, combustibles y comunicación aérea y postal a las Malvinas, entre otros. Todo ello lo interrumpió la invasión de 1982. En cada paso que Londres da con Buenos Aires hay siempre por detrás un fuerte trabajo de presión y seducción británica a los kelpers. El Reino Unido negocia como una potencia con quien quiere, pero necesita de los isleños para seguir administrando su colonia convertida en Territorio de Ultramar.