Los Miño son de esas familias que veranean en Punta del Este desde la época en que Solanas era la playa más concurrida del balneario. Forman parte de esos argentinos que se enamoraron de la costa esteña casi al mismo tiempo que de sus esposos, y, así como se casaron y decidieron no separarse más, optaron por veranear aquí cada enero de sus vidas durante los últimos 26 años. Conocen cada anécdota y cada rincón, conocen su historia y su progreso hasta convertirse en el balneario más lujoso de América latina. Recuerdan a la perfección los años de crisis, el verano post diciembre de 2001, y son de los que cuentan cómo resultaba una aventura irse hasta La Barra y una osadía pasar el día en José Ignacio. Este verano, admiten que planear su viaje familiar no fue fácil en términos de presupuesto. "El cambio está muy malo. Para los argentinos es realmente muy caro venir", comenta Miguel Angel. Vino a Punta del Este con su esposa, Silvana, su hija con su novio, y su hijo con su esposa, y se instalaron en un departamento en la zona de Rincón del Indio antes de Año Nuevo, como lo hacen desde hace años. Vinieron desde Bella Vista, provincia de Buenos Aires, en dos autos y el primer shock de realidad lo sintieron cuando fueron a cargar nafta. "Después vimos que todo estaba dos o tres veces más caro que el año pasado". Como grupo numeroso, tuvieron que eliminar de su agenda las salidas a comer afuera y reducir algunos gastos descabellados en el supermercado. "No es que no compramos más queso brie, te digo algo simple, como las gaseosas. Te resulta ridículo gastar lo que cuesta una gaseosa, o la carne. Incluso las verduras, son carísimas", explica Silvana, la jefa del hogar. Los jóvenes sonríen ante el comentario del supermercado y cuentan que la metodología para poder salir de noche a comer es "ir de a dos, nunca en grupo".
Los mismos productos fueron eliminados de la lista de súper de Mariel y Guillermo, dos profesionales rosarinos que vinieron con sus cuatro hijos y una sobrina. Veranean en Punta del Este desde hace 12 años y todavía no salen de su asombro por el abrupto incremento de los precios mirando apenas un año atrás. "No sé cuál es el porcentaje, pero debe ser el 30% más caro. Todo. Los alimentos, principalmente, pero también la ropa. No vamos más al shopping cuando llueve", dice Mariel, con buen humor. Llegaron el 26 de diciembre y optaron por parar en una de las primeras paradas de La Brava, para estar más cerca de la península, donde sus hijos preadolescentes salen a caminar por Gorlero, tienen la playa enfrente y además, es más barato que La Barra y Manantiales. "Te adaptás. Tampoco es que estamos controlando todo lo que consumimos, porque para eso te quedás en tu casa. Pero es cierto que hay muchas cosas que evitamos. Comer afuera siempre fue caro, pero este año es más privativo que nunca. A lo sumo, vamos a Maldonado", explica Guillermo. El tema del costo se traslada a las charlas con sus amigos. Intercambian tips de dónde comer más barato y qué salida les resulta demasiado cara. Desayunar en un bar, por ejemplo, ya saben que es absurdo. Las parrillas de Maldonado, por otro lado, son una buena solución para llevar a los chicos a comer afuera sin que el presupuesto se vea en jaque.
"Hay cosas insólitas, como un palito de helado, el más simple, el de agua, que cuesta 18 pesos argentinos. Es carísimo", continúa Mariel, que debe apelar a la creatividad para entretener a sus hijos más chicos evitando las golosinas.
Sobre las medidas del gobierno uruguayo para impulsar la venida de los argentinos, todos los consultados coinciden en que no ayuda demasiado. Eduardo y María aseguran que ni tuvieron acceso a los cupones por 500 pesos uruguayos (130 argentinos, aproximadamente) en nafta que prometió Uruguay. "De todas maneras, son 10 litros de nafta, no hacés mucho con eso", cuestionan. Llegaron a Punta del Este el 26, sin dólares, resignados a perder mucho dinero por el cambio tan desfavorable de la moneda argentina. Es que al no tener decidido el departamento que iban a alquilar, la AFIP no les permitió comprar dólares. "Pagamos mucho con tarjeta, aunque en algunos lugares no te reciben. También dicen que te devuelven el IVA, pero hay que ver si eso pasa después. Total, ya gastaste", continúa Eduardo, visiblemente molesto. Cuenta que vino en agosto pasado por unos días, y no puede creer cómo incrementaron los precios desde entonces hasta ahora. "Nos tenemos que ajustar en las salidas en general. Y, a comer afuera, preferimos no ir".
Los medios uruguayos acusan recibo de las complicaciones de los argentinos para venir a Punta del Este. Según distintos relevamientos, se calculó un millón menos de argentinos en este balneario entre diciembre y marzo, meses comprendidos en lo que se considera la temporada alta y media. El diario El País, de Montevideo, sostiene que los argentinos perdieron un tercio del poder de compra en Uruguay. A pesar de la flexibilización en la compra de divisas que impulsaron la AFIP y el BCRA para esta época, la moneda uruguaya es cada día más cara para el argentino: se calcula que cayó un 32% en el último año. Casi exacto al porcentaje sugerido por Mariel, que investiga minuciosamente los precios, y hace malabares para mantener la economía hogareña en Punta, destino que no quiere resignar por nada del mundo: "Amo esta ciudad, me da paz y seguridad para mis chicos. No quiero dejar de venir"..
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