ALEXANDER DA SILVA adasilva@prensa.com
OPINIÓN
Sin complejos, sin temor y con mucha garra.
Tres calificativos que definen a esta valiente selección Sub-20 de Panamá, que de la mano de su técnico Leonardo Pipino hizo a todo un país sentirse orgulloso de su equipo, como no había sucedido en mucho tiempo.
Panamá empató jugándole de tú a tú a la favorita Argentina en un partido que quedará grabado en el archivo histórico de nuestras memorias para siempre.
No fue que Argentina jugó mal, o que hubo una mano en un tiro de esquina y cobramos en nuestra única llegada.
Para nada.
Dos delanteros, dos volantes por afuera, un único contención y que pase lo que tenga que pasar.
Solo decir que en un partido anotamos la mitad de los goles que teníamos en nuestra historia en cuatro mundiales Sub-20.
Y fueron ante nada menos que el máximo ganador de la categoría.
No China, Corea del Norte, Emiratos Árabes Unidos o Burkina Faso, que son algunos de los rivales que hemos tenido en la Sub-20.
Confieso que en un principio consideré como muy arriesgado el planteamiento de Pipino, pensando en que primero había que poblar la media cancha para luego arriesgar con los cambios en el segundo tiempo.
Pero si hay algo que Pipino ha demostrado a lo largo de su carrera es que no es para nada conservador y confía mucho en los suyos.
Ahora, también es cierto que nada se ha logrado todavía.
No sabemos cómo terminará esta historia.
Pero lo que sí sé es que si siguen peleando y corriendo, si siguen jugando sin complejos, la histórica recompensa de ganar el primer partido en un Mundial Sub-20 llegará más temprano que tarde.
Por último, espero que todos esos jugadores de la selección absoluta que están en estos momentos concentrados en un hotel de la localidad se miren en el espejo de estos jóvenes jugadores, que miren cómo se tiene que defender y sudar esa camiseta, porque al igual que ellos, ustedes tampoco han logrado nada todavía.