La Presidencia argentina también se juega en las redes sociales

EFE

Las campañas en las redes pueden ser decisivas en una elecciones tan reñidas
como las que vive Argentina, las más ajustadas en los últimos doce años, con un
favorito, el oficialista Daniel Scioli, pero con la posibilidad abierta de una
segunda vuelta.

Alrededor del 60 por ciento del electorado argentino está conectado a internet,
bien a través de computadoras, de tabletas o de teléfonos celulares, y pasa una
media de cuatro horas al día en las redes sociales, según estimaciones del
sector.

Sin desechar la campaña tradicional, de mítines y panfletos políticos, los
presidenciables argentinos cuentan en sus equipos con un nutrido grupo de
expertos en redes para mejorar su imagen y llegar a los jóvenes.

La "interacción" como instrumento político es ya fundamental y las
redes pueden aportar hasta cerca de un 6 por ciento de votos, según Luis
Babino, presidente de la fundación Ciencias y Métodos de Gobierno (CiGob).

"Las redes sociales permiten escuchar las demandas y expectativas de la gente. En las redes es menos
importante hablar y más importante escuchar. Noto un problemita en el sistema
político: una incapacidad de escuchar. Mucha costumbre de hablar y poco
escuchar", apunta Babino.

El especialista advierte, no obstante, de que la presencia masiva en las redes
no necesariamente se traduce en votos y subraya un punto fundamental a tener en
cuenta por los candidatos: "No se puede ser diferente de lo que sos en la
vida real. No hay una identidad digital y una física separadas. Mantener los
perfiles juntos es muy importante".

Además, aprecia importantes diferencias entre las dos principales redes
sociales.

"Twitter sirve para los enojos: los candidatos reciben más menciones
negativas que positivas. Lo importante ahí es medir quién tiene la mayor
cantidad de menciones positivas", explica a Efe.

"En el caso de Facebook, se trabaja más la adhesión y la afinidad: cuando
uno pone "Me gusta", hay una mayor cercanía hacia ese candidato. No
es lo mismo "seguir" (en Twitter) que poner "Me gusta" (en
Facebook): implica un compromiso bastante fuerte", continúa.

Aunque los tres favoritos en las encuestas para las presidenciales del próximo
día 25 han depurado sus estrategias 2.0, el conservador Mauricio Macri,
candidato de Cambiemos, es el alumno más aventajado.

Macri, con cerca de 2,3 millones de seguidores en Facebook, ha utilizado la red
para convocar a los argentinos a abrirle las puertas de su casa.

Tras una minuciosa selección de su equipo, que incluye desde la ubicación de la
vivienda hasta datos personales de los simpatizantes, el candidato visita a su
anfitrión y comparte una charla amistosa.

Conversaciones que son grabadas y editadas por sus colaboradores antes de su
distribución y que han sido uno de los pilares fundamentales de su campaña.

En su página, Macri combina los mensajes políticos con imágenes de su vida
personal, como fotografías de su hija Antonia, a punto de cumplir 4 años, o
invitaciones al electorado: "Tenés que animarte a creer que se puede
cambiar".

Una campaña "bien diseñada, potente", opina Babino, que recuerda que
el equipo de Macri "hace años viene trabajando con métricas y estudios de
cuándo los usuarios escuchan más y cómo se responde a los comentarios".

También los equipos de Daniel Scioli y del peronista disidente Sergio Massa,
tercero en los sondeos, se muestran activos en las principales redes sociales
con la difusión de mensajes, entrevistas, fotografías y vídeos.

La campaña de Scioli en las redes "es correcta, tradicional. Se ve
reflejada su personalidad en la vida real: con poca agresividad. Él es una persona
que evita los problemas, que no se enoja, y eso se refleja en su Twitter. No se
expone a la agresividad de las redes", señala Babino.

Las campañas 2.0 empiezan a surtir efecto. Por primera vez, el proceso
electoral en Argentina se ha situado entre las cinco elecciones más comentadas
del mundo en Facebook, con 90 millones de interacciones.

No obstante, según este especialista, los partidos argentinos no aprovechan la
potencialidad que ofrecen las redes, "por ejemplo, seleccionar los
candidatos más valorados por la gente por los "Me gusta" en
Facebook en vez de elegir al puntero con más plata (dinero)".

En el futuro "las redes sociales van a estar al servicio de las
preocupaciones de la gente,
y si los partidos son inteligentes, las van a utilizar para hacer plataformas
electorales más cercanas a la gente,
no como hoy, que se hacen en el despacho de los expertos", concluye
Babino. 

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