La pelea entre Aerolíneas Argentinas y las compañías de ómnibus de larga distancia llegó a la mesa del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo. Enojados por los avisos publicitarios que la línea aérea de bandera desplegó durante las últimas semanas en las calles porteñas, los empresarios del autotransporte de pasajeros entregaron el jueves pasado una nota en la cartera del ministro para reclamar por el "nivel de agresividad" de la campaña que los alude y que, dicen, desnuda la estrategia de la empresa estatizada de atraer a los pasajeros de ómnibus con tarifas bajas.
La nota relata lo ocurrido en los primeros días de febrero, cuando Aerolíneas Argentinas colocó sus avisos dentro de la terminal de Retiro, centro neurálgico de operaciones del sector. El disgusto de los empresarios de ómnibus recayó sobre TEBA, concesionario de la estación por donde pasa el 40% de los pasajeros de ómnibus del país, que decidió retirar las promociones de la compañía. Los anuncios fueron tapados con pintura negra y la explicación fue que había habido una desinteligencia con la empresa Pinta Baires, encargada de comercializar los carteles frente a las plataformas.
El problema inmediato fue resuelto en un par de días. Pero sirvió de argumento a los transportistas, que sacaron a relucir una queja de larga data: la dificultad de competir con una empresa que se nutre de fondos estatales para sostener tarifas por debajo de sus costos reales. La aerolínea reaccionó contra TEBA y se tomó revancha la semana siguiente.
Aunque no fue en la propia casa de sus competidores rodantes, nuevos avisos cubrieron el vecindario y otras pancartas al margen de importantes arterias de la ciudad de Buenos Aires.
La publicidad volvió a crispar a las compañías de larga distancia. El eslogan "Llegá volando, viajá mejor" y los bajos precios, en varios casos inferiores a las tarifas de los ómnibus, se repetían en afiches dispuestos a lo largo de las avenidas Libertador y Leandro N. Alem, en la zona de Retiro.
Pero redoblaban la apuesta en la guerra por los pasajeros con una alusión directa a la competencia terrestre: en la mitad izquierda de un afiche, un joven ojeroso y desalineado reflejaba el cansancio de un viaje de "más de 17 horas" a Mendoza o Tucumán; en la otra, el mismo personaje lucía más prolijo, descansado y sonriente, luego de un supuesto traslado aéreo de "1,50 hs".
Además de denunciar la inexactitud de la información, los firmantes del mensaje a Randazzo -la Cámara Empresaria de Transporte de Pasajeros de Larga Distancia (Celadi), la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (Aaeta) y la Cámara Empresaria de Autotransporte de Pasajeros- señalan que el solapamiento de precios entre ambos medios de transporte afecta a su negocio de mayor facturación en 34 trazas troncales, claves para la actividad. Según los argumentos vertidos, los servicios cama y suite "representan casi 45% de la oferta total de asientos del sector y más del 55% de la facturación total".
Responsabilidad
El escrito le endilga a Randazzo la responsabilidad por los avisos y describe "el profundo malestar" en el sector por "la dirección y las características que se le ha impreso, desde su propia cartera, a la campaña de promoción de la aerolínea".
Los carteles impactaron en el humor de los dueños de las compañías de transporte como los afiches del folklore futbolístico en los hinchas del cuadro abatido el día después de un superclásico. "Si por un momento dudamos de que la publicidad de Aerolíneas en Retiro podía tratarse de un error, esta nueva campaña deja bien en claro que no fue así", exclamaron en Celadi.
LA NACION consultó a la empresa que dirige Mariano Recalde acerca de la campaña que volvió a renovarse pasada la primera quincena de este mes, pero no obtuvo respuesta. Aerolíneas tampoco respondió cuál es el presupuesto destinado a las acciones publicitarias desplegadas en espacios privilegiados de la vía pública porteña y fuera de ella.
"Este estilo de comunicación no es ético ni sano, especialmente viniendo de una empresa del Estado que ataca al medio de transporte que conecta a los pueblos en el país", señalaron fuentes de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (Aaeta).
Un empresario que cuestionó la "falta de ética" de la campaña ironizó: "Nosotros podríamos hacer un aviso que comparara, por un lado, 17 horas de viaje sin subsidio, contra una o dos de vuelo, con más de 2 millones de dólares diarios del Estado". Con mayor especificidad, la nota echa en cara al ministro el aporte estatal "de aproximadamente $ 570 por pasajero transportado".
Hasta el momento, no hubo respuesta oficial a la misiva presentada el jueves..
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