Si no fuera porque la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas le costó sangre a la Argentina, el argumento de los peticionantes kelpers hubiese causado gracias. Ayer, en la reunión del Comité de Descolonización de la ONU, los representantes de la población implantada en el archipiélago acusaron de "cómplices de colonialismo" a los países que apoyan el reclamo de la Argentina. Una vez más, los británicos no tuvieron éxito porque el apoyo a la causa nacional fue unánime y por consenso se aprobó un nuevo llamado a "una solución pacífica y negociada de la controversia sobre la soberanía", informó Tiempo Argentino desde Nueva York.
La aprobación de ayer tuvo un condimento especial a favor de los intereses argentinos. A diferencia de otras votaciones favorables, ningún país aclaró el sentido de su voto y, si bien puede parecer secundario, en términos diplomáticos es más que importante. Al no aclarar el voto se entiende que hay respaldo pleno porque en otros años algunos países, débiles ante la presión británica, se veían en la obligación de explicar que le daban algún crédito a la posición inglesa.
Esta vez no fue así. La embajadora argentina María Cristina Perceval, no podía disimular la alegría del reiterado apoyo al reclamo de Buenos Aires. Y agregó un dato más: "El apoyo es cada vez mayor y además lo hacen los embajadores en persona, no envían segundas líneas. Es una muestra del trabajo (argentino) y que la razón nos asiste."
Como en otros años,ayer tampoco estuvo presente el embajador de Reino Unido y tampoco envió representantes diplomáticos. Sólo participaron dos kelpers, Mike Summers y Phyl Rendell, quienes estuvieron sentados apenas a un metro de distancia de los dos peticionantes argentinos, Ricardo Paterson y Guillermo Clifton. No se dirigieron la palabra ni cruzaron miradas.
Los kelpers desarrollaron discursos con rasgos violentos. Primero, acusaron a los países que respaldan la petición argentina de actuar como "cómplices". Luego la emprendieron con el concepto de autodeterminación de los pueblos, al afirmar que ya no son colonia y que, en todo caso, es la Argentina la que emplea mecanismos colonialistas al agredirlos.
A su turno, el embajador de Bolivia, Sacha LLorenti, los corrigió con firmeza: "No somos cómplices, somos hermanos." Su discurso, como el del canciller Héctor Timerman, fueron los dos que recibieron el aplauso de los presentes.
Timerman no dejó pasar el intento kelper-británico de trastocar los argumentos sobre la autodetermación de los pueblos. Afirmó que "la única hostilidad contra la población de las Islas Malvinas es la que emana de la política británica, orientada a llevarla a desconocer su situación política y jurídica, al punto de tratar de convencerla de que tiene alguna suerte de derecho a exigir la violación de las normas internacionales más básicas."
Es más, Timerman acusó a Londres de agravar el desconocimiento que hace de las resoluciones de la ONU, al promover la explotación de recursos no renovables en el Mar Argentino. En ese sentido, recordó la declaración de respaldo que emitió el G77 + China, el grupo más importante y multitudinario de la ONU, que la definió a esos despojos como "gravemente perjudiciales para los derechos de soberanía de la Argentina sobre su plataforma continental". Y reconocieron el derecho local "a emprender acciones judiciales, con pleno respeto del derecho internacional y las resoluciones pertinentes, contra las actividades de exploración y explotación no autorizadas de hidrocarburos en la zona."
Luego llegó el turno de los discursos. A Chile presentó el texto de la declaración, apoyada sin medias tintas por Ecuador, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, China, Siria e incluso San Vicente y Las Granadinas, pequeña isla del Caribe que forma parte del viejo British Commonwealth of Nations.
Cuando el presidente del comité, el embajador por Ecuador, Xavier Lasso, puso a consideración la resolución advirtió que debía ser por consenso y ante la indicación de que así se hacía la dio por aprobada. Entonces un nuevo aplauso volvió a escucharse aunque esta vez con mayor pasión. La delegación argentina, conformada por el vicecanciller, Eduardo Zuaín; el secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Daniel Filmus; los senadores Rubén Giustiniani (PS) y Angel Rozas (UCR); los diputados Patricia Bullrich (PRO), Alberto Asseff (FR), Ricardo Buryaile (UCR) y Guillermo Carmona (FPV), aplaudieron a rabiar.
Cuando todo terminó, el ecuatoriano Lasso se mostró satisfecho por el resultado de la reunión. "Es un trabajo arduo y permanente. A veces puede parecer que no se avanza pero nos movemos. Incluso a pesar de los intereses de los países más poderosos del planeta", señaló el latinoamericano.