La madre argentina que espera que el Papa salve a su hijo de la …

Víctor Saldaño tiene 42 años y ha pasado casi la mitad de su vida esperando que lo maten.

Saldaño, oriundo de Córdoba, Argentina, es uno de los más de 3.000 reclusos que están en el corredor de la muerte de Estados Unidos, el lugar donde se alojan quienes son sentenciados por la justicia a morir.

Y aunque las cortes de Texas ya lo condenaron dos veces a esa pena, su madre, Lidia Guerrero, está convencida de que ocurrirá un milagro y no será ejecutado.

Para Lidia ese milagro vendrá de la mano de otro argentino: Jorge Bergoglio.

"Tengo esperanza de que el papa Francisco logre convencer a las autoridades estadounidenses de que no ejecuten a mi hijo", dijo Guerrero a BBC Mundo desde la provincia central de Córdoba.

Guerrero tiene fe en que el Sumo Pontífice abordará el tema de la pena de muerte, y en particular el caso de Víctor, durante su visita a EE.UU., que comenzó el martes y concluirá el domingo 27.

"Creo que hablará específicamente sobre el caso de mi hijo porque es un ejemplo perfecto para mostrar lo injusto que es el sistema y por qué debería ser abolida la pena de muerte", señaló la mujer de 67 años.

El caso Saldaño

Saldaño, el único argentino entre cerca de 400 presos de origen latinoamericano que esperan la pena de muerte en EE.UU., fue sentenciado en 1996 por asesinar a un comerciante estadounidense llamado Paul Ray King.

En el juicio se determinó que Saldaño y un amigo mexicano mataron a Ray de cinco tiros luego de secuestrarlo de un negocio en Dallas.

Ambos estaban borrachos y drogados, y residían de manera ilegal en EE.UU.

Saldaño nunca negó su crimen y su madre tampoco sostiene que sea inocente.

Guerrero simplemente argumenta –junto con un equipo legal argentino- que los juicios que se le siguieron a su hijo estuvieron totalmente viciados.

El abogado de Guerrero, que asesora legalmente a Saldaño, el exlegislador argentino Juan Carlos Vega, explicó a BBC Mundo que la primera condena a muerte fue anulada cuando se comprobó que hubo discriminación.

El fiscal de la causa había pedido la pena de muerte y entre sus argumentos de cierre dijo considerar que el origen latinoamericano de Saldaño lo hacía más peligroso.

Cuando se realizó un nuevo juicio y se volvió a aplicar la misma condena, en 2005, Saldaño ya llevaba una década en el corredor de la muerte.

"Se juzgó a un loco", asegura Vega, quien afirma que el tiempo de encierro tuvo un efecto devastador para la psiquis de su defendido.

"Mi hijo ni siquiera me reconoció", recuerda Lidia.

A pesar de las objeciones y los pedidos de que se realice un peritaje psicológico, la justicia de Texas consideró a Saldaño apto y lo volvió a condenar.

¿Qué tiene que ver el Papa?

El líder de la Iglesia católica se vio involucrado en el caso luego de reunirse brevemente con Guerrero y Vega en el Vaticano, a comienzos de 2014.

El encuentro, de unos 5 minutos, se dio al finalizar una audiencia general, cuando el Papa suele acercarse a algunas personas, seleccionadas cuidadosamente por la Santa Sede.

En ese contexto, Francisco saludó a la comitiva argentina y les expresó su apoyo.

"¡Si habré rezado por ese cordobesito!", le dijo a Lidia, cuando ella le pidió que interceda por su hijo.

Si bien el Papa no se comprometió a involucrarse en el caso, sí contó a los argentinos que se opone a la pena de muerte, y los alentó a continuar con su lucha, según recuerda Vega.

El abogado afirma que fuentes del Vaticano le aseguraron que el Sumo Pontífice abordó el tema de la pena de muerte en un encuentro que tuvo poco después con el presidente estadounidense Barack Obama, en el Vaticano.

Aunque no tenga ninguna manera de constatarlo, Guerrero está convencida de que el Papa volverá a sacar el tema de la pena de muerte, y concretamente del caso de su hijo, en su visita a Washington.

"Me informaron que Francisco pidió los detalles del caso, y yo creo que hablará del tema", señaló.

En manos de Texas

Incluso si el Papa lograra convencer a Obama, el único que puede perdonar a Saldaño es el estado de Texas.

Es decir, el gobernador republicano Greg Abbott.

"El gobernador es católico, quizás el Papa logre convencerlo", se ilusiona Lidia.

Tanto ella como Vega saben que la lucha que entablan es titánica, y que es improbable que Texas acceda a su pedido de quitar a Víctor del corredor de la muerte y enviarlo a un instituto psiquiátrico.

No obstante, no piensan bajar los brazos.

Incluso cuando el propio Víctor expresó que ya no quiere seguir esperando su muerte, y que desea que lo ejecuten.

"Este es un caso simbólico y más allá de lo que pase con Víctor, queremos que esto le sirva a otra persona que esté en su situación", afirma Vega.

El letrado se presentará a comienzos de octubre ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), para exigir que el organismo condene a EE.UU. por este caso.

La solicitud cuenta con el apoyo de la cancillería argentina, aunque voceros de esa cartera no pudieron confirmar a BBC Mundo si enviarán representantes a la reunión de octubre.

En tanto, Guerrero tiene su fe puesta en que ocurrirá un milagro.

"No sé cómo Dios lo va a hacer, pero tengo esperanza de que no van a matar a mi hijo", afirma.

"Sé que si puede el Papa algo va a hacer. Soy creyente y para Dios no hay nada imposible".

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