Corrupción y crisis económica son los dos asuntos que marcan la actualidad de varias naciones de la izquierda latinoamericana. En general, su popularidad se ha visto vulnerada, hasta el punto de que algunos gobiernos de la región pasan o han pasado recientemente por crisis política y de credibilidad.
Venezuela, Brasil y Argentina pueden contarse como los principales ejemplos de esto, aunque las coyunturas por las que atraviesan tienen sus matices. Las que eran en un momento las más dignas representantes de la izquierda regional, son ahora evidencia de su debilitamiento.
El chavismo tiene problemas para que los estantes de los supermercados tengan comida y bienes básicos en medio de una galopante inflación. El aparato productivo recibe cada vez menos incentivos y es creciente el uso de importaciones para intentar suplir la demanda.
Más aún, el país vecino pasa por un momento de escándalos políticos, con el presidente de la Asamblea Nacional, el oficialista Diosdado Cabello, así como varios funcionarios del gobierno, acusados de formar parte de un cartel del narcotráfico gestado desde las altas esferas del poder.
Es este caso, reportado por medios venezolanos, el que tiene a sus directivos huyendo y exiliándose, tras la demanda del número dos del chavismo en contra de 22 altos cargos de los medios de dicha nación.
Pero el escenario político del país vecino, casi acostumbrado a este tipo de arbitrariedades, parece no ser realmente la prioridad del pueblo venezolano. Tal como afirmó a EL COLOMBIANO Jesús Castillo, politólogo y director de la Fundación Zulia Productivo, “la ciudadanía en Venezuela está harta de los políticos. De los chavistas por la corrupción y por el mal manejo de la nación, pero también de los opositores por su división y desorden. En realidad, lo que mueve al venezolano a marchar en este momento es la situación económica, la escasez, la inseguridad y otros problemas que lo afectan”, argumentó.
Las cifras avalan este creciente desencanto de los venezolanos frente a la política. Según una encuesta de Datanalisis publicada el mes pasado, 65 por ciento de la población desaprueba la gestión del presidente Nicolás Maduro, y ocho de cada diez consultados creen que la situación del país es “negativa”. Por su parte, el índice de popularidad del mandatario se ubicaba en 28 por ciento.
Estos números se daban antes de que los venezolanos vieran cómo la dirigencia chavista es señalada de presuntamente participar en una trama de narcotráfico, por lo que hoy día podrían ser peores.