La historia de un bandeño en la fragata

Macelo Rodini permanece varado en el puerto Toma de Ghana, custodiando la fragata Libertad, que se encuentra retenida allí desde el 2 de octubre, por una medida judicial contra el Estado argentino.

Los familiares piden a las autoridades nacionales que arbitren los medios para destrabar al conflicto que tiene varado en el puerto del país africano, hace más de 25 días. Sin embargo, el joven bandeño asegura estar bien.

Lo que es una de las experiencias más increíbles que pueden vivir los marinos argentinos es dar una vuelta al mundo y aprender los gajes del oficio mediante un entrenamiento riguroso, se tornó en una situación desesperante para muchos de ellos, quienes algunos ya retornaron al país, mientras que cuarenta y cuatro siguen aferrados a la ilusión de que se destrabe cuanto antes el conflicto.

Desde el 2 de octubre, hace 25 días (ayer), parte de la tripulación de la fragata Libertad se encuentra cumpliendo la promesa de nunca abandonarla, y entre ese grupo reducido, se encuentra el cabo principal Marcelo Francisco Rodini, bandeño que es parte de la Armada Argentina desde hace doce años.

Asiduamente tiene contacto con sus familiares y siempre está tratando de calmarlos diciéndoles que en Ghana los tratan muy bien y que no hay nada de qué preocuparse, “sin embargo, no podemos quedarnos tranquilos ante tanta incertidumbre”, comentó a Nuevo Diario de manera exclusiva, Margarita Raineri de Rodini, mamá del joven marino.

Al respecto, señaló que trató por todos los medios de que alguna autoridad nacional o de la Armada le diera alguna explicación o al menos le dijera cómo está su hijo en el país africano, “pero todo se está manejando con mucha cautela. Nadie nos dice absolutamente nada y eso nos acongoja, porque la vida de mi hijo está a miles de kilómetros y nada podemos hacer por él”.

No obstante, en los breves diálogos que mantienen a través de una red social, el marino bandeño siempre les envía palabras de aliento para hacerlos sentir mejor, “pero como padres, es imposible que esa tranquilidad nos llegue, porque lo único que queremos en este momento es que se diga que el conflicto se destrabó y en horas ellos puedan seguir su camino”, agregó la mamá.

Asimismo, demostró, con un brillo inefable en sus ojos, sentirse muy orgullosa por lo que está haciendo su hijo Marcelo, “porque sabemos que ama a su país, a su bandera y no va a abandonar su patriotismo por nada. Por eso es uno de los 44 tripulantes que se quedó en la fragata Libertad para que todos los días canten el himno mientras izan la Bandera argentina”.

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