La clase media que maravilla a Benedicto

Benedicto se considera uno de los hombres más felices en la Argentina. Llegó de Italia a los 6 años, cuando en su hogar todo era penuria. “Soy eternamente agradecido a este país; vine en la pobreza y acá mi familia salió adelante, fui a la escuela, pude después trabajar y mandar a mis hijos a la facultad”, dice este hombre que pasa los 70. Continuó con la carpintería de su padre, hoy en manos de uno de sus hijos. Benedicto y su esposa cobran la jubilación mínima, tienen casa propia y una hija y dos nietos viviendo con ellos.

Lo que siempre le maravilló al “Tano” de la Argentina es su amplia clase media, rango distintivo en toda la vecindad latinoamericana.

Pero lo que pocos advierten es que hoy la clase media dista mucho de aquel sueño. La educación, la salud, la seguridad, la alimentación, el acceso a la vivienda y los hábitos socioculturales muestran la huella de este retroceso, pese a que muchos se siguen considerando parte de ese colectivo, aunque estén lejos de pertenecer a él.

¿Qué es hoy ser clase media? Sectores asalariados, trabajadores por cuenta propia y profesionales, que valoran la educación como herramienta de nivelación social. Los sociólogos la definen como aquella que cuenta con cierto capital, que puede ser económico, educativo, social o cultural. La propia presidenta Cristina Fernández abandonó esta semana una postura muy crítica hacia estos sectores y la elogió.

El propio Banco Mundial –en un informe difundido esta semana (bit.ly/Sl05be)– sostiene que Argentina duplicó en una década su clase media, al pasar de 9,3 millones a 18,6 millones. Esto significaría que el 46,4 por ciento de la población pertenece a la clase media.

¿Cómo define el Banco Mundial a este sector? Como quien gana entre 10 y 50 dólares diarios, tomando en cuenta que pobre es quien tiene 4 dólares diarios para vivir, y “pobre moderado”, quien gana entre 4 y 10 dólares diarios.

Así y todo, una familia tipo de dos adultos y dos hijos sería de clase media si tuviera ingresos anuales de 14.600 a 73 mil dólares. Eso, pesificado y mensualizado, arroja ingresos en el hogar de 5.840 pesos a 29.200 pesos.

¿Tenemos esos ingresos? Según datos al segundo trimestre de 2012 del Instituto Nacional de Estadística y Censos, el trabajador privado en Córdoba cobra, en promedio, 5.366 pesos, por debajo del piso del que parte el Banco Mundial. Es necesario 
reunir al menos dos sueldos promedio para ser parte hoy de ese colectivo.

Los hijos de Benedicto, además del colegio, estudiaron música, iban al cine, compraban algún libro y pasaban enero en la costa. Mucho de eso hoy se resigna en la familia clásica: no alcanza para cubrir alimentos, servicios e impuestos.

Aunque Benedicto no lo sepa ni lo quiera saber, él mismo ya dejó de ser parte de esa identidad común que tanto le maravilla de la Argentina.

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