SANTA CRUZ DE LA SIERRA.- La aventura de La Paz no es una estación cualquiera en el viaje hacia la Copa del Mundo de Brasil 2014. No es un juego más para el conjunto argentino. Son demasiadas las cuestiones que se encierran en una de las capitales más autóctonas de América del Sur, llena de historia y de tradiciones quechuas y aymaras. Es que allí se emparejan los potenciales. Todo es diferente. Se toman recaudos, se planifica, se piensa en estrategias para no quedar presa de los 3672 metros sobre el nivel del mar. Desde las 17, la Argentina intentará imponer su jerarquía, tomando en cuenta el contexto, su poder de juego y hasta cuál es su andar en las eliminatorias. Las realidades propias y las ajenas, sabiendo qué puede hacer, apelando a la madurez de un grupo consolidado, un detalle para nada menor en este proceso.
El técnico Alejandro Sabella conoce bien de qué se trata la excursión por estas tierras. Por eso fue hermético en sus métodos de trabajo para este desafío. Se cuida y deja de lado el dibujo táctico que concentra su potencial en el ataque. Busca armar una rocosa estructura para evitar golpes importantes. Elige la cautela como en cada partido en el que entiende que las dificultades aumentan. No ha tenido muchos resultados favorables con esa receta: las experiencias ante Brasil, en Goiania (2-1), y frente a Perú, en Lima (1-1), no le permitieron alcanzar el objetivo. Pero esta tarde la historia justifica una medida de ese estilo, porque, incluso, Messi, ese "extraterrestre" magnífico que viste la camiseta de la Argentina, se transforma en un ser terrenal. Sólo hace falta recordar el papelón del 6-1, el 1° de abril de 2009, para saber que en La Paz la Pulga siente que sus poderes disminuyen. Y en esos 3672 metros sobre el nivel del mar hasta parece un detalle que Bolivia llegue al encuentro después de haber perdido por 5-0 ante Colombia y que la Argentina llegue aquí con una buena producción, en el Monumental, ante Venezuela, con una goleada por 3-0.
Lo concreto es que más allá de los cuidados, de la cámara hipobárica (un simulador de altitud) que utilizaron algunos jugadores para medir la resistencia, para la Argentina hay una realidad diferente. Es un proceso conceptualmente maduro. Hay una conciencia colectiva que hace creer que todo es posible, más allá de los nombres, que esta tarde serán diferentes de los que estuvieron ante Venezuela. Siete modificaciones, con búsquedas distintas. Sabella pensó en Peruzzi para darles aire a la defensa y fluidez a la salida; en Campagnaro para sumar solidez en la zona; evaluó que era bueno darle continuidad a Garay; entendió que debía debutar Basanta, porque tiene cierta experiencia en jugar en condiciones de altitud similares, y que debe estar Clemente Rodríguez, que sabe qué pretende el DT, más allá de un presente irregular en Boca. Movió las fichas en el medio campo y Banega emulará a Gago para darle juego a Messi, y también estará Di María, otro "compinche" de Leo, que jugará más suelto, unos metros por detrás de Rodrigo Palacio.
Aun cuando por delante aparece una aventura de las difíciles, de las delicadas, una de esas empresas que no pueden resolverse exclusivamente por capacidades propias, el técnico confía en un equipo que acierte una estocada desde la velocidad de los intérpretes. Es que de la mano de Sabella este seleccionado parece haber consolidado un bloque de voluntades que pueden derrumbar cualquier barrera, escalar en superficies de alta complejidad, superar cualquier clima adverso. Por eso el técnico envía mensajes de liderazgo y toma determinaciones como cabeza de grupo. Y eso se traduce en la desafectación de Federico Fernández o en esperar hasta último momento la participación de Mascherano, ya que sus antecedentes en la altura marcan que sufre por su despliegue físico.
Es uno de esos juegos en los que la elección correcta de cada pieza puede conducir a un buen premio. Cada movimiento puede ser determinante y la lectura del contexto, resultar definitoria. La experiencia es también una herramienta útil, y sabe el seleccionador que la altura puede causar mucho más que algunos trastornos físicos. El técnico pretende cuidar la autoestima de un conjunto que no debe ser lastimado con un papelón como el 6-1 que sufrió el seleccionado bajo la conducción de Diego Maradona. Ni mucho menos quedar en medio de escándalos como aquel vergonzante corte de Julio Cruz, en aquel ciclo en el que justamente Sabella era ayudante de campo de Daniel Passarella.
Si bien podría entenderse que Bolivia no está en su mejor momento, porque no ha ganado mucho en esta eliminatoria en el Hernando Siles (sacó sólo siete puntos de 15 posibles), en La Paz se modifican las estructuras y la historia. En otras ocasiones, el seleccionado local, aun sin su mejor nivel, derrotó a la Argentina. Son varios los futbolistas bolivianos que confían en que pueden recuperarse ante Messi y compañía para no quedarse fuera del camino hacia Brasil. Y eso también puede ser un punto a favor para Sabella y sus muchachos, porque su buena producción antes de llegar aquí les permite hasta trastabillar en la altura y aun así mantener en proceso de impresión el pasaporte para la Copa del Mundo..