En el Parque Roca, recibe a Alemania, por la primera rueda, en un match con pronóstico reservado; a las 11, Berlocq-Kohlschreiber, luego, Mónaco-Mayer. Por Sebastián Torok
31 de Enero de 2013
- 23:39
El equipo, en Parque Roca | Fernando Massobrio
Cuando las autoridades de la Federación Internacional de Tenis sortearon, en septiembre, en Londres, los cruces del Grupo Mundial de la Copa Davis de esta temporada, ni el más pesimista aventuró que la Argentina no sería la gran favorita en la primera rueda frente a Alemania. El choque, en el casi inexpugnable Parque Roca, se reclinaba hacia los colores celeste y blanco de manera lógica, indefectible. Sin embargo, se sucedieron contratiempos físicos y situaciones incómodas que determinaron que la primera serie del año, que comenzará hoy, tenga un pronóstico reservado. La ausencia de Juan Martín del Potro, la actualidad discontinua de David Nalbandian, la carencia de batallas coperas de Carlos Berlocq y Horacio Zeballos, más las interesantes virtudes de los germanos Philipp Kohlschreiber (19° de ATP) y Florian Mayer (28°) hacen que muy pocos se animen a lanzar un vaticinio. Además, la serie posee una trascendencia vital, porque en caso de festejar, la Argentina avanzará a los cuartos de final, pero, si cae, tendrá que disputar un repechaje en septiembre (ante un rival por determinar, que puede ser otro derrotado de la primera rueda o un ganador de las zonas continentales), poniendo en peligro su larga estadía en el Grupo Mundial, categoría a la que regresó en 2002; desde entonces, siempre superó la primera etapa.
"La serie es cerrada, muy pareja. No imagino que termine el sábado", opinó el capitán Martín Jaite, tras el sorteo del orden de partidos que dispuso que sea Charly Berlocq, el singlista número dos de la Argentina, el responsable de abrir la serie frente a Kohlschreiber, la mejor raqueta alemana, desde las 11. A continuación, Juan Mónaco (el de mejor ranking de todos los presentes en el Parque Roca, 12°) y Mayer disputarán el segundo punto; el jugador europeo de golpes poco convencionales tiene un historial positivo ante el tandilense, 5-1. Mañana, a partir de las 13, Nalbandian y Zeballos, que en la Copa Davis solamente jugaron juntos en el triunfo 3-2 ante Suecia, en 2010 en Estocolmo (vencieron a Soderling y Lindstedt), disputarán el dobles frente a Kohlschreiber y Christopher Kas, que en enero ganaron, juntos, el torneo de Doha. Pasado mañana, desde las 11, Mónaco y Kohlschreiber protagonizarán el enfrentamiento de números uno y, en principio, después Berlocq debería medirse con Mayer, aunque la designación puede variar, y si hasta el último punto no hay una definición, podría jugar Nalbandian.
"Creo que esta serie es más peligrosa que la del año pasado en Bamberg, cuando ganamos 4-1 (también por la primera rueda). Esta vez ellos tienen a su mejor jugador, que es un jugador muy importante a nivel mundial", apuntó Jaite, que comenzará su segunda temporada en el cargo. A lo que se refiere el ex top ten es a la presencia de Kohlschreiber, que regresó al equipo luego de casi dos años (su última serie fue ante Francia, en julio de 2011), entusiasmado por el cambio de capitán: Carsten Arriens , un debutante, reemplaza a Patrik Kühnen.
Habrá que ver cómo influye el peso de la localía. Por empezar, el estadio Mary Terán de Weiss ya no ostenta el invicto que sostenía desde 2006; la racha se rompió en la semifinal de septiembre, en la derrota frente a República Checa. Y, esta vez, la concurrencia del público no será masiva como en otras series: la baja de Del Potro, el recambio turístico y la oferta de exhibiciones desde diciembre pasado atentaron contra la venta de entradas. Tampoco la superficie (polvo de ladrillo) es una garantía; es más, Alemania eligió cancha lenta el año pasado, en Bamberg, y tanto Kohlschreiber como Mayer tienen buenos resultados en la superficie anaranjada. El clima sofocante también jugará, aunque se esperan algunas lluvias. "Estamos acostumbrados al calor y a la humedad. No hay más que en Australia", afirmó Kohlschreiber, líder de un equipo que no tiene nada que perder. A la Argentina no le sobra nada, pero muchas veces la motivación está en los obstáculos.
LOS ALEMANES NO QUISIERON COMER ASADO
La decisión del equipo alemán de Copa Davis de no probar el asado ni el vino disponibles en la cena de camaradería de anteanoche, en el VIP del Parque Roca, generó curiosidad. Algunos sospecharon que lo hicieron por desconfianza, sin embargo, el capitán Carsten Arriens explicó: "Habíamos cenado en el hotel a las 18.30, acostumbramos a cenar más temprano que aquí. El vino lo dejamos para el domingo en el hotel".
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